El favorito del Pentágono
En el Ejército egipcio, ningún militar ha sido tan fiel a Hosni Mubarak y al mismo tiempo tan trascendental para conseguir su salida de la presidencia como el poderoso ministro de Defensa egipcio, Mohamed Husein Tantaui, quien ha quedado al frente del Consejo Supremo militar que ha asumido el poder en el país árabe.
Este veterano general de 75 años ha simbolizado más que nadie la división existente en la cúpula militar, que se ha debatido durante semanas entre ser leal a Mubarak o satisfacer las demandas populares y las presiones internacionales.
Conocido por algunos oficiales como "el perrito faldero de Mubarak", Tantaui lleva desde 1991 como máximo responsable de Defensa en Egipto. Nunca ha fallado a su gran benefactor y, como el rais y el vicepresidente Omar Suleimán, tuvo un papel destacado en la guerra del Yom Kippur contra Israel en 1973. Ascendió al vértice de la pirámide militar egipcia, aunque más le ayudó ganarse la confianza de Mubarak.
Su fidelidad al régimen no ha sido nunca cuestionada y, por eso, Washington veía en él un candidato potencial a suceder al presidente egipcio en los próximos años si, en el curso natural de los acontecimientos, no hubiesen estallado las revueltas. A partir de ese momento, y con la calle pidiendo enfurecida la cabeza de Mubarak, Tantaui se fue soltando de las riendas del presidente para erigirse en la voz más autorizada entre la cúpula militar egipcia en las intensas negociaciones con la Casa Blanca.
En las últimas dos semanas, estuvo en contacto directo con el secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates. Según fuentes estadounidenses, ambos estudiaron el plan de salida de Mubarak. Tantaui, que presidió el primer Consejo Supremo militar sin el presidente, también intentó controlar a la oposición durante el proceso de cambio. Con Mubarak todavía en el poder, se le pudo ver en la plaza de la Liberación, como un claro signo de que el Ejército no iba a enfrentarse a los manifestantes, a los que pidió que abandonaran las protestas de forma pacífica.
No fue el único gesto de los militares. Antes de la salida del faraón, al centro de El Cairo también acudió el general Sami Hafez Enan, jefe de las Fuerzas Armadas, que se rodeó de multitudes cuando apoyó las demandas del pueblo y aseguró que el Ejército salvaguardaría su seguridad.
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