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Ola de cambio en el mundo árabe

Los árabes no quieren un nuevo Irak

Los Gobiernos de la región aceptan la resolución de la ONU pero rechazan la ocupación del país - La oposición a Gadafi aplaude la intervención militar

El sepulcral silencio de la gran mayoría de los 22 Estados de la Liga Árabe solo fue roto ayer por el secretario general de la organización que les agrupa, Amr Musa, quien expuso con claridad el temor que embarga a sus miembros: "El objetivo primordial es proteger a los civiles, y no invadir (...) un país". "No queremos que ninguna parte vaya demasiado lejos", subrayó.

Coinciden todos los países árabes e incluso el Consejo Nacional libio que reagrupa a los sublevados contra Muamar el Gadafi: ningún soldado occidental debe pisar suelo libio. La sombra de las guerras de Irak y Afganistán -el alto número de muertos en ambos conflictos- incita a las capitales árabes a ser cautas.

Pocas veces las reuniones de la Liga Árabe, casi siempre ineficaz, resultaron útiles. El sábado pasado decidió, sin embargo, apoyar la zona de exclusión aérea sobre Libia en línea con la Conferencia de la Organización Islámica.La Liga recurrió a un malabarismo verbal: respaldó vetar los vuelos de los aviones libios, pero rechazó al mismo tiempo una intervención extranjera. El problema es que la zona de exclusión lo es.

"El objetivo es proteger a civiles y no una invasión", insiste Amr Musa
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Solo Turquía -país musulmán, aunque no árabe, y miembro de la OTAN- alzó la voz enérgicamente para exigir un alto el fuego inmediato. La mayoría de las naciones islámicas ha optado, sin embargo, por un perfil bajo, por mucho que varios de sus gobernantes detesten a Gadafi.

Cuando sus Gobiernos hablan, como lo hizo ayer Túnez, es para dejar claro que no participarán en la aventura militar. Solo Catar y Emiratos Árabes Unidos -los que con más vigor impulsaron la aprobación de la zona de exclusión el sábado pasado- se declaran dispuestos a participar, pero sin dar detalles.

Desde un punto de vista militar no es relevante la ausencia de los Ejércitos árabes en la operación ya en marcha. Poco podrían aportar a la potente maquinaria bélica occidental que capitanean Francia y el Reino Unido.

Lo de verdad importante es el aval que brinda la resolución de la Liga Árabe. Evita así que la zona de exclusión aérea sea vista como una injerencia occidental en una región cuyas poblaciones aborrecen las intrusiones foráneas.

Muchos Gobiernos árabes andan además demasiado enfrascados en sofocar sus revueltas internas como para poder unirse a las operaciones de los próximos días.

La opinión pública árabe, al menos la que se manifiesta en las redes sociales de Internet, aplaude, en cambio, la resolución de la ONU y pide a Occidente que actúe sin dilación contra Gadafi.

La oposición libia en el exilio está "muy satisfecha" con la decisión tomada, afirmaba desde París Othman Ben Sasi. "Ahora esperamos hechos sobre el terreno", añadía. "La resolución llega un poco tarde", se lamentaba, no obstante, desde Delft (Holanda), el escritor y periodista libio Omar el Keddi. "Si se hubiese producido hace una semana habría salvado muchas vidas y habría obligado al dictador a largarse", asegura.

El Keddi achaca la tardanza al lastre que arrastra EE UU por sus "errores en Irak y Afganistán". "Y eso que Libia es el lugar ideal para aplicar la política de apoyo a la emancipación de los árabes que anunció Barack Obama en El Cairo", en abril de 2009.

El ministro de Asuntos Exteriores libio, Musa Kusa, ayer ante la prensa en Trípoli.
El ministro de Asuntos Exteriores libio, Musa Kusa, ayer ante la prensa en Trípoli.Z. BENSEMRA (REUTERS)

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