"¿Zapata? ¿Qué Zapata...?"
La censura del régimen cubano y el férreo control sobre Internet impiden que la mayoría de la población conozca las acciones de miles de disidentes
"¿Zapata? ¿Qué Zapata...?".
La pregunta de Yairis González, una estudiante habanera de 20 años, puede chocar a los que viven fuera de la isla, pero refleja lo que sucede en Cuba.
Mañana se cumplen dos semanas de la muerte del preso de conciencia Orlando Zapata. Hasta la televisión oficial ha dado su versión de la huelga de hambre de 85 días que costó la vida al opositor -un simple "delincuente común", según el Gobierno-. Sin embargo, Yairis y muchos de sus compatriotas siguen totalmente ajenos al escándalo internacional, centrados en sus numerosos problemas cotidianos.
Ya se sabe que los medios de prensa en Cuba están controlados por el Estado y que el acceso a Internet es limitado. Bien por falta de información o por desconfianza, o porque hay otras prioridades y la vida es ya bastante dura, la mayoría de los cubanos sabe poco o nada de disidencia.
Otra cosa es el descontento. Nunca se había criticado tanto al Gobierno
Además, está la propaganda oficial, que lleva medio siglo acusando a todos los opositores de estar vinculados de uno u otro modo al Gobierno de EE UU, y eso cala.
Por la razón que sea, cuando uno pregunta en la calle por Oswaldo Payá, Elizardo Sánchez, Héctor Palacios o cualquiera de los opositores de la vieja guardia, casi nadie los conoce. Igual ocurre con la bloguera Yoani Sánchez, y con las Damas de Blanco y con los 200 presos políticos que cumplen condenas en las cárceles, según datos de la oposición.
La muerte de Zapata ha conmocionado como nunca antes al movimiento disidente. Pero no ha representado un cambio sustancial en la situación antes descrita: la mayoría de los cubanos está lejos de la acera opositora. Otra cosa es el descontento popular. Nunca como ahora se ha criticado tanto al Gobierno en la calle por la desastrosa situación económica y por la nula voluntad oficial de promover unos cambios que la sociedad demanda a gritos.
"Sin duda, éste es el principal partido de oposición", asegura Elizardo Sánchez, presidente de la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CDHRN). Sánchez es uno de los disidentes más veteranos, con casi 25 años de militancia. Cuando él comenzó, recuerda, "toda la disidencia se podía contar con los dedos de las dos manos". Hoy, el panorama es muy distinto. Da dos datos: "Hace 10 días la policía tuvo que detener a más de 110 opositores para evitar un homenaje a Orlando Zapata durante su funeral en Banes". En segundo lugar señala que "en 2002 el Proyecto Varela, de Payá, logró reunir 25.000 firmas para pedir un referéndum".
Sánchez calcula que hoy los activistas del movimiento opositor son "entre 5.000 y 8.000 en todo el país", aparte de simpatizantes. El número de organizaciones es difícil de calcular, quizás un centenar, quizás dos, en su mayoría pequeñas y divididas, que representan todas las tendencias políticas.
El Movimiento Cristiano Liberación, de Oswaldo Payá, y la Unión Liberal, de Héctor Palacios, son los grupos más numerosos. A este último pertenece Guillermo Fariñas, el opositor que se encuentra en huelga de hambre en Santa Clara para reclamar la libertad de 26 prisioneros políticos enfermos. Hay también históricos de línea dura, como Marta Beatriz Roque o Vladimiro Roca, y socialdemócratas moderados, como Manuel Cuesta Morúa, fundador del Arco Progresista, y Eloy Gutiérrez Menoyo, líder de Cambio Cubano.
Junto a la disidencia tradicional y grupos de derechos humanos como la CDHRN, en 2003 surgió el movimiento de las Damas de Blanco, integrado por las esposas, mujeres y familiares de los 75 disidentes encarcelados en la primavera de ese año. Ellas, junto a los presos políticos, han sido quienes más solidaridad internacional han logrado.
Hace un par de años apareció en escena la blogostroika o ciberdisidencia, revolucionando el panorama opositor. Su líder indiscutible es Yoani Sánchez. A esta radiografía hay que agregar un collage de periodistas disidentes, rockeros y raperos alternativos, académicos de izquierda y paracaidistas circunstanciales.
Según el economista Óscar Espinosa Chepe, miembro del Grupo de los 75, lo evidente es que "la realidad es cada vez más opositora". "Lo que más pesa hoy es el gran descontento popular", dice. Cuenta que hace unas pocas semanas asistió a un espectáculo humorístico en el teatro Carlos Marx: "Los jóvenes aplaudían a rabiar cada chiste crítico". Del mismo modo, piensa, el malestar es cada vez mayor dentro del Partido Comunista y también hay sectores críticos en las alturas.
Coincide con él Elizardo Sánchez, aunque llama a poner los pies en la tierra: "La situación de la disidencia en Cuba se asemeja a la de un estadio de fútbol: en las gradas está el pueblo mirando lo que sucede. Abajo estamos unos cuantos opositores y el Gobierno, que nos persigue".
Fariñas, 12 días en huelga de hambre
La huelga de hambre y sed que realiza en Santa Clara el periodista disidente Guillermo Fariñas llega hoy a su día número 12. Por supuesto, nada se ha informado en los medios oficiales cubanos. Tampoco de que el opositor recibió el viernes en su casa la visita del consejero político de la Embajada de España, Carlos Pérez-Desoy, quien le pidió que cese en su protesta en demanda de la liberación de 26 prisioneros de conciencia enfermos.
Se supo que, además, diplomáticos españoles han hecho gestiones ante las autoridades para que eviten que la huelga de hambre de Fariñas, de 48 años, tenga un final trágico como la de Orlando Zapata, que murió después de 85 días de ayuno en protesta por cómo era tratado en la cárcel.
En todo momento, Fariñas ha expresado su deseo de continuar su huelga de hambre y de llevarla "hasta las últimas consecuencias" si no se produce un "gesto humanitario" de parte del Gobierno, que preside Raúl Castro.
Por otro lado, cuatro presos de conciencia que iniciaron la semana pasada protestas similares en dos cárceles de Pinar del Río -Diosdado González Marrero, Eduardo Díaz Fleitas, Fidel Suárez Cruz y Nelson Molinet-, todos miembros del Grupo de los 75, ya abandonaron las huelgas de hambre que realizaban. Las Damas de Blanco y la mayor parte del movimiento disidente se oponen a este tipo de protestas.
En el horizonte está ahora la celebración del séptimo aniversario del encarcelamiento de los 75, el próximo 18 de marzo. Se prevé, como cada año, desfiles de sus esposas y familiares por las calles de La Habana, y otros actos para recordarlos.
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