La UE baraja nuevos controles
Crece el debate sobre el uso de los escáneres corporales
La Comisión Europea quiere evitar la precipitación y asegurarse de que el empleo de escáneres corporales en los aeropuertos no es perjudicial para la salud antes de su autorización. La portavoz comunitaria Bárbara Helfferich manifestó ayer que la Comisión considera el uso de escáneres corporales -que ofrecen una imagen muy detallada del cuerpo desnudo de los pasajeros-, como herramienta adicional a otras medidas de seguridad, si cumplen con los estándares de salud y seguridad y no son contrarios a las leyes nacionales y europeas.
El debate sobre el uso de escáneres corporales ha vuelto al marco europeo tras el atentado frustrado del pasado 25 de diciembre durante un vuelo de la compañía Northwest Airlines entre Ámsterdam y Detroit, cuando un pasajero intentó incendiar el avión mediante sustancias químicas explosivas, que llevaba escondidas en su ropa interior. Tras el incidente, el Gobierno holandés y el primer ministro británico, Gordon Brown, han anunciado su propósito de instalar escáneres corporales para controlar a los pasajeros en los aeropuertos de Holanda y Reino Unido.
Un grupo de trabajo sobre Seguridad Aérea de la Unión Europea tiene previsto celebrar una reunión especial en la que examinará si el uso de estos instrumentos puede ser perjudicial para la salud y supone alguna violación del derecho a la intimidad de los ciudadanos.
Los controles también se están reforzando en los aeropuertos estadounidenses. Cuba, Irán, Sudán y Siria son los países que EE UU ha catalogado como financiadores y promotores del terrorismo. Otros 10 Estados son considerados por el Departamento de Estado como "países de interés", lo que significa que hay que mantener sobre ellos -y sus ciudadanos- una estrecha vigilancia: Afganistán, Argelia, Irak, Líbano, Libia, Nigeria, Pakistán, Arabia Saudí, Somalia y Yemen.
Desde ayer, cualquier persona que haya volado desde el primer grupo de países -o haya hecho escala en esos puntos geográficos- es sometida a un intenso cacheo y sus pertenencias de mano son registradas a conciencia. El resto de pasajeros se enfrentan a los procedimientos de seguridad habituales -quitarse los zapatos, los cinturones, no portar líquidos, mostrar los ordenadores portátiles- y, además, pueden ser cacheados de forma aleatoria.
Si el pasajero ha volado desde uno de los 19 aeropuertos estadounidenses que tienen escáneres corporales, su cuerpo desnudo podrá ser observado por el guarda de seguridad para comprobar que no porta nada sospechoso pegado a su piel.
La era de la vigilancia inaugurada tras el 11-S sigue su rumbo y ahora se ve incrementada tras el fallido intento de atentado del día de Navidad. Si volar a Estados Unidos se había convertido ya en un tremendo quebradero de cabeza, los viajeros temen que tras el episodio del pasado 25 de diciembre, cruzar las fronteras de EE UU se convierta en una verdadera pesadilla.
Ayer, primer día en el que las medidas entraban en vigor, no se informó de incidentes y los aeropuertos funcionaron con relativa normalidad, a excepción de que las compañías aéreas recomendaban presentarse en los puntos de salida con más tiempo del hasta ahora necesario para compensar las posibles mayores esperas en las colas de acceso.
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