Terroristas chechenos toman un colegio ruso y amenazan con una matanza
Los integrantes del 'comando' irrumpen en la escuela con explosivos adosados a sus cuerpos
Un grupo de unos 30 hombres y mujeres armados irrumpió a tiros en la mañana de ayer en la escuela número uno de la ciudad norosetia de Beslán, en el Cáucaso ruso, y dejó al menos siete muertos. El comando guerrillero está compuesto por suicidas, ya que llevan explosivos adosados a sus cuerpos y amenazan con hacer volar el colegio, en el que retienen a unas 300 personas -de ellos, 132 niños- si el Kremlin da a sus soldados la orden de asalto. Además, han advertido de que ejecutarán a 50 escolares por cada guerrillero muerto, y a 20 por cada herido.
Fuentes de los servicios de seguridad rusos informaron anoche de que el número de rehenes ronda los 300. A ciencia cierta se sabe que dos civiles y un secuestrador perecieron en los primeros tiroteos y que más tarde por lo menos cuatro personas murieron en el hospital. Quedan otros siete heridos hospitalizados, sin contar los que se encuentran en el interior de la escuela, donde oficialmente estudian 895 alumnos, de entre siete y 17 años, y trabajan 59 profesores. Rusia, mientras tanto, ha pedido la convocatoria de una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU.
El presidente ruso, Vladímir Putin, se vio obligado a interrumpir nuevamente sus vacaciones en Sochi, a orillas del mar Negro, y regresó urgentemente a Moscú, donde, en el mismo aeropuerto de Vnúkovo, mantuvo una primera reunión con los jefes del Servicio Federal de Seguridad, tropas guardafronteras, Ministerio de Interior y Fiscalía General para analizar la manera de afrontar esta crisis. Por el momento no se sabe si Putin seguirá adelante con su visita oficial a Turquía, que debía comenzar hoy, o la suspenderá.
Retirada de las tropas rusas
Los terroristas kamikazes exigen, según aseguró el asesor presidencial Aslambek Aslajánov, el fin de la guerra en Chechenia y la retirada de las tropas rusas. Además, piden la libertad para los detenidos después de la sangrienta incursión realizada por los separatistas chechenos en Ingushetia, el 21 de junio pasado.
En aquella ocasión, los independentistas encabezados por el comandante guerrillero Shamil Basáyev, el hombre más buscado de Rusia, tomaron la sede del Ministerio de Interior local, realizaron una auténtica caza de policías y se llevaron muchísimas armas. Una treintena de hombres han sido detenidos a raíz de ese ataque, que más tarde motivó una purga por parte de Putin entre los responsables militares, policiales y de seguridad.
Los intentos hechos por Ruslán Valgátov, muftí o líder espiritual musulmán de Osetia del Norte, para negociar con los secuestradores fracasaron ayer después de conversar durante cerca de 20 minutos con algunos de los guerrilleros en el patio trasero de la escuela. Los secuestradores han advertido de que están dispuestos a negociar sólo con los presidentes de Osetia del Norte, Alexandr Dzasójov, e Ingushetia, Murat Ziázikov. Al mismo tiempo, piden la presencia del conocido pediatra moscovita Leonid Roshal. Este médico, que anoche llegó a Beslán, actuó como mediador con el comando suicida que hace dos años ocupó el teatro Dubrovka, de Moscú, con cerca de 900 rehenes.
El incidente comenzó alrededor de las nueve de la mañana (dos horas menos en la España peninsular), cuando en el patio del colegio de Beslán, una pequeña ciudad de unos 35.000 habitantes, como a lo largo de toda Rusia, se celebraba la ceremonia de comienzo del año escolar. El comando de guerrilleros, vestidos de negro, encapuchados y armados hasta los dientes, llegó en un camión cubierto al que escoltaba un vehículo de la policía del tránsito, que los separatistas habían capturado de camino a Beslán. Precisamente, gracias al vehículo policial, el camión logró entrar en la ciudad, que se encuentra unos 30 kilómetros al norte de Vladikavkaz, la capital de Osetia del Norte, sin ser detenido ni una sola vez.
Los policías que hacían guardia junto a la escuela trataron de desbaratar los planes del comando y se desencadenó un fuerte tiroteo que dejó las primeras víctimas. Tres hombres quedaron inertes en el suelo junto a la escuela y, como quedó claro más tarde, dos resultaron muertos y uno herido. Los secuestradores no permitían recuperar los cuerpos y los intentos que desplegaban los agentes fracasaban debido a que contra ellos abrían fuego. Durante el primer tiroteo, 11 civiles resultaron heridos, pero cuatro de ellos perecieron en el hospital, elevando a siete el total de muertos en la jornada de ayer. En el interior de la escuela hay otros heridos, entre los padres y profesores de los alumnos.
Durante el ataque de los guerrilleros contra el colegio, entre 14 y 50 escolares lograron esconderse y, poco después del mediodía, consiguieron escapar. Otros 15 niños fueron liberados por los guerrilleros alrededor de las tres y media de la tarde, hora local, después de que el muftí hiciera un llamiento para liberar a los más pequeños.
Escuela minada
La circunstancia de que el colegio estuviera realmente minado fue confirmada, según testigos, por una explosión que mató a una vaca que entró en el patio del establecimiento educativo. El comando suicida habría colocado a niños en las ventanas del edificio para que sirvan de escudos humanos, aseguraron los citados testigos.
El único avance conseguido en las negociaciones, a últimas horas de la tarde, fue establecer contacto con el comando kamikaze, que se negaba en principio a la posibilidad de que se suministraran alimentos y ayuda médica para los rehenes. La mayoría de los retenidos han sido encerrados en el gimnasio de la escuela. El ministro de Interior, Rashid Nurgalíev, y el director del Servicio Federal de Seguridad, Nikolái Pátrushev, se encuentran en Beslán preparando las operaciones para tratar de poner solución a la crisis de los rehenes.
El líder de Chechenia, Aslán Masjádov, que se ha desvinculado de la toma de rehenes en la escuela de Beslán, en Osetia del Norte, consideró ayer que "golpes de respuesta inhumanos y desesperados" como éste o como el atentado suicida del pasado martes en Moscú son responsabilidad del presidente ruso, Vladímir Putin, según informa la agencia Efe.
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