Proyectos urbanísticos para la Zona Verde de Bagdad
El Pentágono proyecta campos de golf y grandes almacenes en la zona que controla en la capital iraquí
Imaginen una de esas ilustraciones con las que los constructores intentan vender un piso, una segunda residencia o cualquier propiedad inmobiliaria: campos de golf, grandes centros comerciales, avenidas arboladas y un río que nada tiene que envidiar al Sena. Ese tipos de imágenes idílicas son las que ha proporcionado hoy el Pentágono para explicar el proyecto de 5.000 millones de dólares con el que quieren reconstruir la Zona Verde, el territorio de máxima seguridad de 11 kilómetros cuadrados controlados por soldados estadounidenses dentro de la capital iraquí.
Éste no es el primer proyecto arquitectónico de envergadura que EE UU lleva en esta zona blindada de Bagdad: el pasado mes de junio se filtraron los planos y proyecciones de cómo iba a ser su embajada en la capital iraquí. Además de ser el recinto diplomático más grande de EE UU en el exterior, la futura embajada contará con las medidas de seguridad más extremas. El precio final de la obra puede ascender a unos 650 millones de dólares.
El proyecto en la Zona Verde cuenta con la construcción de un campo de golf -el Tigris Woods Golf and Country Club- centros comerciales, un estadio de fútbol, además de varios hoteles de lujo. A todo éste conjunto de nuevas edificaciones hay que sumar el acuerdo de 300 millones de dólares al que llegó una empresa constructora de California especializada en parques de atracciones para reconstruir el maltrecho zoo de Bagdad -uno de los caprichos que tenía Sadam Hussein y cuyos animales fueron abandonados a su suerte tras la invasión estadounidense - y varios centros de ocio.
La Zona Verde es el centro y el símbolo del poder de EE UU en Irak. Una vez consumada la invasión de Irak, los estadounidenses ocuparon el Palacio Republicano, núcleo del poder y residencia oficial de Sadam. Tal y cómo hizo el dictador Sadam Hussein, los estadounidenses restringieron el acceso a toda ésta zona amurallada.
Además de las embajadas de varios países, como Reino Unido, Australia o la de EE UU -que ocupa el Palacio Republicano- en la Zona Verde están la mayoría de las instituciones iraquíes, como el Parlamento o los ministerios más importantes, así como las residencias de los principales líderes políticos.
Sin el exterior de la Zona Verde reina el caos circulatorio, la falta de seguridad y de electricidad,dentro se lleva a raja tabla las normas de tráfico, el Ejército -sobre todo la policía militar- garantiza la seguridad y varios generadores la electricidad suficiente.
Los habitantes estadounidenses y de otros países de la coalición pueden encontrar en su interior restaurantes al más estilo estadounidense, con comida traída directamente del vecino Qatar por Halliburton, la empresa privada que tiene el mayor volumen de contratos en Irak. Allí también puede disfrutar del Baghdad Country Club, un especie de Café de Rick pero sin Humphrey Bogart, donde se pueden degustar la cocina árabe y europea hecha por un chef procedente de uno de "los restaurantes más selectos de Beirut", tal y como se promociona en su página web.
Pero esta zona blindada no se escapa de los ataques de la insurgencia: los ataques con morteros contra estas instalaciones , sin un objetivo fijo. Son una constante, y el propio parlamento iraquí fue objetivo de un terrorista suicida que se llevó por delante la vida de ocho personas, entre ellas la de un diputado .
Según recogen varios medios de comunicación estadounidense, el capitán Thomas Karnowski, encargado de supervisar éste proyecto, asegura que cuenta con varios inversores que se han mostrado interesados, como la cadena de hoteles de lujo Marriot.
Lo cierto es que estos proyectos tiene visos de correr la misma suerte que los planes grandilocuentes que se fraguaron dentro de la Zona Verde, bajo el virreinato de Paul Bremer y que quedaron en papel mojado.
De momento ésta burbuja estadounidense en el corazón de Bagdad y al borde del río Tigris ya ha inspirado a una película, Green Zone. Basada en el libro del periodista Rajiv Chandrasekaran,Vida Imperial en la ciudad esmeralda, la cinta será interpretada por un Matt Deamon que encarna a un agente de la CIA que busca las Armas de Destrucción Masiva.
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