Polonia frustra el principio de acuerdo que se había alcanzado para reformar el Tratado de la UE
Merkel propone convocar una conferencia intergubernamental sin Varsovia, tras el rechazo polaco a la última propuesta sobre sistema de voto
Polonia se resiste a dar su brazo a torcer en las negociaciones que están teniendo lugar en el Consejo Europeo de Bruselas, convocado con la intención de sacar adelante una reforma institucional que termine con la actual parálisis en el seno de la UE. La delegación polaca, liderada por el presidente Lech Kaczynski, ha rechazado la última propuesta presentada por la canciller alemana, Angela Merkel, para desbloquear la negociación sobre el texto del nuevo tratado, han informado fuentes diplomáticas.
Merkel ha propuesto excluir a Polonia de una conferencia intergubernamental en la que los 26 otros Estados miembros de la UE decidan la reforma de la Constitución. La idea de Merkel, actual presidenta de turno de la Unión, es analizada por los jefes de Estado y de Gobierno europeos durante la cena de la cumbre que celebran en Bruselas.
El primer ministro británico, Tony Blair, y el presidente francés, Nicolás Sarkozy, intentan ahora arrancar un compromiso al mandatario polaco, Lech Kaczynski, que se traduzca en un acuerdo sobre el Tratado europeo. El encuentro, al margen de la cena oficial de los Veintisiete, ha estado promocionado por Merkel, según fuentes diplomáticas.
"Última oportunidad"
Las peticiones polacas que, según medios de comunicación de ese país constituyen "la última oportunidad" para llegar a un acuerdo, consistirían en una "definición clara" del refuerzo de la capacidad de bloqueo prometida por Merkel y retrasar más allá de 2014 -hasta 2020- la entrada en vigor del sistema de doble mayoría- 55% de Estados que representen al 65% de la población-. La presidencia alemana ha ofrecido a Polonia un mayor poder de bloqueo para contrarrestar lo que en su opinión es un peso excesivo de Alemania en la nueva Europa de veintisiete miembros. Lo obtendría a través del llamado compromiso de Ioannina, que en la práctica permitirá a Varsovia aplazar una decisión si lo pide un grupo de Estados que no lleguen a los porcentajes requeridos pero sí a una cierta horquilla.
El ambiente que reina ahora en Bruselas es de pesimismo. El primer ministro polaco, Jaroslaw Kaczynski, ha declarado a la televisión pública de su país que, si no hay cambios, utilizarán su derecho de veto. También el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha reconocido que "el principal problema es el sistema de voto", si bien ha precisado que hay también "otros problemas" y que "nada está acordado hasta que todo esté acordado". Se está "trabajando duro" para lograr un "compromiso", ha explicado Barroso, quien ha vaticinado que la negociación será "larga" aunque ha expresado su confianza en que "un acuerdo es posible".
Acuerdo con Reino Unido
Lo que sí que parece solucionado es el contencioso abierto con Reino Unido, el otro socio díscolo de la Unión. Una propuesta española para cambiar la denominación de ministro de Exteriores de la Unión contemplada en la difunta Constitución por la de Alto Representante ha desbloqueado una situación de parálisis. La iniciativa del presidente español José Luis Rodríguez Zapatero ha recibido el respaldo unánime de sus colegas europeos durante el almuerzo de esta segunda y última jornada de reuniones en la capital comunitaria. El primer ministro británico, Tony Blair, ha dado su visto bueno a la propuesta después de arrancar el compromiso del Consejo de que el futuro súper ministro nunca sustituirá a los países europeos en la toma de decisiones en el Consejo de Seguridad, donde Reino Unido, junto a Francia, tiene asiento permanente y derecho a vetar las resoluciones.
La diplomacia británica había amenazado los últimos días con hacer naufragar la cumbre de Bruselas si no se reducían los poderes del jefe de la diplomacia comunitaria establecidos en el fracasado Tratado constitucional de 2004. Londres teme una pérdida de soberanía a favor de las instituciones comunitarias y no acepta la denominación de ministro, por las connotaciones que tiene este título con el de un Estado o súper Estado.
Sin presencia en la ONU
El Alto Representante presidirá el Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión que ahora preside cada seis meses el ministro de Exteriores de cada país miembro. Su mandato será de 5 años. Además ostentará el cargo de vicepresidente de la Comisión y tendrá el control del servicio exterior de la UE. Sobre este último punto aún se discute si dicho organismo estará formado por un tercio de miembros del Consejo y los dos restantes de la Comisión y los Estados miembros. Actualmente, la jefatura de la diplomacia europea la ejerce el Alto Representante para la Defensa y la Seguridad Común (PESC), Javier Solana.
En cuanto a la Carta de Derechos Fundamentales, otro punto de fricción con Reino Unido, al final ésta sólo se aplicará en cuestiones que afecten al ámbito comunitario y nunca a litigios regulados por la legislación de cada Estado miembro. Londres no estaba dispuesto a rebajar el contenido de sus leyes para amoldarlo a esta nueva normativa comunitaria.
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