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Obama vuelve la espalda a Europa

El presidente descarta una visita a España en la presidencia europea por el recorte de su agenda internacional - Washington concentra su esfuerzo en la política interior

Antonio Caño

El Gobierno de Estados Unidos descartó ayer la posibilidad de un viaje este año a España de Barack Obama, en lo que representa el primer paso significativo para recortar la agenda internacional del presidente y concentrar su tiempo y sus esfuerzos en la crecientemente difícil situación política interior. Las autoridades norteamericanas no consideran que pueda hablarse de la suspensión de un viaje puesto que éste nunca estuvo oficialmente previsto en Washington. "Un viaje a España nunca ha estado en nuestros planes", aseguró ayer el secretario adjunto para

Asuntos Europeos, Philip Gordon, que contradice lo anunciado este verano por el ministro Miguel Ángel Moratinos.

Pese a los esfuerzos que ayer hicieron varios funcionarios norteamericanos por restar importancia al asunto, esta decisión no sólo es una contrariedad para el Gobierno español y una perturbación en la visita que José Luis Rodríguez Zapatero hará a Washington este jueves, sino un revés para la Unión Europea y un claro mensaje sobre las prioridades internacionales de la Administración estadounidense en el futuro inmediato.

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El Gobierno español contaba con la presencia de Obama para participar en la cumbre Estados Unidos-UE que cada seis meses se mantiene de forma alternativa en un lado u otro del Atlántico y que en esta ocasión correspondía celebrarse en suelo europeo. Obama participó en abril del año pasado en Praga en la misma cumbre y recibió en noviembre en la Casa Blanca al anterior presidente de turno de la Unión, el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt.

En esta ocasión, el presidente estadounidense ha considerado que el viaje a España, del que no cabía esperar grandes decisiones con impacto en la opinión pública norteamericana, supone una distracción inconveniente en su carrera por robustecer su imagen y la de su partido ante las elecciones legislativas de noviembre (se renueva la Cámara de Representantes y un tercio del Senado).

El responsable de Asuntos Europeos en el Departamento de Estado negó ayer que Estados Unidos minusvalore la importancia de las relaciones con España y la UE y aseguró que las tres partes siguen trabajando para fijar un encuentro este año, posiblemente en Washington o en Bruselas, después de la cumbre de la OTAN de Lisboa y una vez cumplido el trámite electoral en Estados Unidos. Gordon admitió, sin embargo, que es necesario poner "límites" a la agenda internacional del presidente. "Yo no vincularía esto a los problemas domésticos o a los resultados de elecciones recientes", manifestó en una conferencia de prensa, "pero es verdad que el presidente tiene una agenda doméstica enorme y hay un límite en cuántos viajes al extranjero puede hacer y en cuántos viajes a Europa puede aceptar".

El reajuste de la agenda internacional de Obama es motivo de debate en Washington desde hace ya algunos días. La derrota del partido del Gobierno el mes pasado en la elección de Massachusetts (había que cubrir el escaño del Senado que dejó libre la muerte de Ted Kennedy) no sólo obligó a modificar algunos proyectos importantes de la política interior sino a revisar algunas de las actuaciones en la política exterior.

En ese sentido, algunos miembros de la Administración, según han reconocido fuentes próximas, han argumentado que el presidente consumió en su primer año demasiado tiempo en el extranjero y que la oposición aprovechó esas ausencias para ganar la iniciativa y desvirtuar el programa de la Casa Blanca.

El año pasado, Obama hizo 10 giras internacionales en las que visitó 21 países, más que ningún otro presidente anterior. Ya en esas giras, algunos de los asesores que le acompañaban se habían quejado en privado de que la agenda internacional se había cargado de cumbres rutinarias que habitualmente resultaban aburridas e intrascendentes.

En estos momentos, la Casa Blanca quiere concentrarse en los asuntos de política exterior que realmente tienen un efecto directo y significativo en los intereses de Estados Unidos. Es decir, regiones como Asia, donde está en juego el futuro económico del país, Rusia, esencial en los problemas de seguridad, y el Próximo y Medio Oriente, un área crucial en la estrategia de lucha contra el terrorismo. La OTAN cabe en esta categoría.

Ayer mismo, por ejemplo, se anunció un viaje de Obama a Indonesia. La semana pasada el presidente habló por teléfono con el presidente ruso, Dmitri Medvédev, para tratar de acelerar la firma de un nuevo tratado START sobre limitación de armas nucleares, cuya negociación está obstaculizada por una pequeña discrepancia de última hora. Han aumentado también súbitamente las posibilidades de un diálogo palestino-israelí. En cambio, un viaje del presidente a América Latina, que hace unos meses los diplomáticos latinoamericanos aquí daban por seguro, está ahora en serias dudas.

Una visita a España y una cumbre Estados Unidos-UE no constituyen tampoco un estímulo suficiente para la Casa Blanca. La presencia de Obama en Praga el año pasado se recuerda porque pronunció un histórico discurso sobre las armas nucleares, no por su conversación con los representantes europeos. Es fácil adivinar que su reunión con el Gobierno español y los funcionarios de la UE tampoco sería un evento capaz de atraer a los medios de comunicación y a la opinión pública estadounidense.

Obama presenta los presupuestos junto a la jefa del Consejo de Asesores Económicos, Christina Romer; el secretario del Tesoro, Timothy Geithner; el director de Presupuesto, Peter Orszag; y el consejero económico Lawrence Summers.
Obama presenta los presupuestos junto a la jefa del Consejo de Asesores Económicos, Christina Romer; el secretario del Tesoro, Timothy Geithner; el director de Presupuesto, Peter Orszag; y el consejero económico Lawrence Summers.AP

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