Muere en combate uno de los principales jefes de las FARC
Felipe Rincón, ideólogo de la guerrilla colombiana y mando del Bloque Central, fue abatido en su campamento
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) recibieron este miércoles un nuevo golpe con la muerte en combate de Álvaro Serpa, alias Felipe Rincón, uno de los ideólogos de la guerrilla y mando del Bloque Central. Se trata del tercer revés que sufre el grupo armado en apenas una semana, después de la fuga del ex congresista Óscar Tulio Lizcano, junto a su carcelero, y de la detención de Jesús Zamora, alias Chucho, pieza clave en la actual dirección de la guerrilla.
Rincón fue abatido, junto a otros cinco guerrilleros, en un ataque militar a su campamento, ubicado en una zona selvática entre los departamentos del Meta y Caquetá, en el sur del país. Su perfil alcanzó cierta notoriedad durante las fallidas negociaciones de las FARC con el Gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002), y en ese contexto viajó a Europa con Raúl Reyes, número dos de la guerrilla, muerto en marzo pasado durante una ofensiva colombiana contra su base en Ecuador.
2.559 guerrilleros han abandonado las armas en lo que va de año
Desde el punto de vista estratégico, sin embargo, es más grave para la guerrilla la detención de Jesús Zamora, mano derecha del jefe militar de las FARC, Jorge Briceño, alias Mono Jojoy. Zamora, al que las autoridades responsabilizan de varios atentados en Bogotá, actuaba como enlace entre Jojoy y el jefe máximo de las FARC, Alfonso Cano, que se encuentra cada vez más acorralado por el Ejército en el Cañón de las Hermosas, al oeste del país.
La debilidad de la guerrilla, que integra la lista europea de organizaciones terroristas, es cada vez más patente. Los servicios de inteligencia colombianos, con la ayuda de EE UU y otros países, están desarticulando su sistema de comunicaciones. Los infiltrados en las FARC han posibilitado operaciones contundentes, como la muerte de Reyes (y la incautación de sus invaluables ordenadores) o el rescate, en julio, de Ingrid Betancourt y otros 14 rehenes "políticos".
La ofensiva militar sobre el terreno está dificultando además la producción y el tráfico de cocaína, principal fuente de financiación del grupo armado. Y las deserciones, alentadas con programas de reinserción, se multiplican. Según cifras oficiales, en lo que va de año, 2.559 guerrilleros han regresado a la vida civil. El desánimo y la descomposición interna han puesto en fuga a importantes mandos medios. Se calcula que las FARC cuentan hoy con unos 8.000 efectivos, menos de la mitad de los 17.000 que tenían hace ocho años.
La dirigencia guerrillera intenta minimizar los golpes e insiste en que los "planes de las FARC, en lo político y militar, siguen su desarrollo". La organización tiene en su poder a una veintena de rehenes que pretende canjear por guerrilleros presos y, según la fundación País Libre, a otros 700 secuestrados con fines de extorsión económica.
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