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Moscú denuncia el rearme del Ejército georgiano

Crece la tensión en la frontera en vísperas del aniversario de la guerra

Un año después de la guerra que enfrentó a Rusia y Georgia, la tensión vuelve a crecer en el Cáucaso. El Kremlin expresó ayer su preocupación por el rearme de Tbilisi. "Si los están armando es para una agresión", declaró el vicejefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas rusas, Anatoli Nogovitsin. Georgia negó que esté llevando a cabo un "rearme agresivo" y denunció que, a comienzos de semana, tres disparos de mortero golpearon su territorio, cerca de la frontera con Osetia del Sur, zona reconocida como país independiente sólo por Rusia y Nicaragua. A su vez, las autoridades surosetias han acusado a Georgia de disparar contra su territorio.

El cruce de acusaciones ha ido subiendo de tono a medida que se acerca el primer aniversario de la llamada guerra de los cinco días, que se desencadenó en la noche del 7 al 8 de agosto de 2008. En Moscú, la cúpula militar advirtió ayer que se observa un paulatino restablecimiento del potencial militar de Georgia. "De nuevo se multiplican los esfuerzos para reforzar a las fuerzas armadas, lo que significa que no está excluido que Georgia trate de utilizar, otra vez, la fuerza militar para restablecer" lo que Tbilisi califica de "orden constitucional", manifestó Nogovitsin.

Los militares rusos se hallan en estado de alerta en Abjazia y Osetia del Sur
Tbilisi afirma que su territorio ha sido atacado con fuego de mortero

Al mismo tiempo, a la pregunta de si Georgia había recuperado ya su poderío militar a un nivel que le permitiera lanzar un nuevo ataque como el del año pasado, el general dijo que Tbilisi no tiene aún esa capacidad. "Pero la dinámica es preocupante, y la situación puede cambiar rápidamente", afirmó. "Los ocupantes rusos prosiguen en sus intentos de elevar la tensión", respondió de inmediato el Ministerio de Asuntos Exteriores georgiano.

El general ruso, por otra parte, desmintió que Rusia hubiera aumentado su presencia militar en Osetia del Sur, que dijo alcanzaba los 1.500 soldados, además de un número "adecuado" de guardafronteras que patrullan con los surosetios la frontera. Los militares rusos emplazados en Abjazia y Osetia del Sur han sido puestos en estado de alerta para impedir "cualquier acción aventurera" por parte de Georgia. Además, el régimen surosetio ha cerrado su frontera con ese país.

El Kremlin ha entregado a la misión de la UE que investiga la guerra de los cinco días documentos que, según Moscú, prueban que Georgia planeó detalladamente el ataque contra el territorio secesionista de Osetia del Sur. Concretamente, Nogovitsin dijo haber dado a Heidi Tagliavini, jefa de la misión, la orden del comandante georgiano para atacar la capital surosetia, Tsjinval, además de planes de las diferentes etapas para recuperar tanto esa región como la también separatista región de Abjazia. "Esperamos mucho del informe de la misión, que dentro de dos meses será debatido en la Unión Europea. ¿Qué sucederá después?", se preguntó Nogovitsin. Rusia no duda que ha presentado pruebas contundentes de la "culpabilidad de Georgia" y considera que la comunidad internacional debe tomar medidas concretas para impedir que "la agresión se repita", como puede ser la prohibición de vender armas a Tbilisi.

Mientras tanto, el presidente surosetio, Eduard Kokoiti, nombró nuevo primer ministro de la república a Vadim Bróvtsev, un empresario ruso de 40 años. Bróvtsev dirigía una constructora y su nombramiento muestra que "Moscú no quiere seguir confiando al personal local las sustanciales sumas" que da al régimen de Tsjinval, según el diputado Guennadi Gudkov, vicejefe del grupo parlamentario del partido gobernante Rusia Justa.

Por otra parte, Moscú intentó restar ayer importancia a una información publicada por The New York Times, que aseguraba que el Pentágono está muy preocupado por el hecho de que dos submarinos nucleares rusos han estado patrullando hace pocos días frente a la costa este de Estados Unidos en una "misión rara". Esta práctica era común durante la guerra fría, pero, como destaca el periódico, ya no es habitual. Una fuente militar-diplomática rusa declaró ayer a la agencia Interfax que "la histeria provocada" por la presencia de estos submarinos "no tiene razón de ser", porque se encontraban en todo momento en aguas internacionales y "no puede ser valorado como violación".

El general Anatoli Nogovitsin, segundo jefe del Estado Mayor del Ejército ruso, en Moscú.
El general Anatoli Nogovitsin, segundo jefe del Estado Mayor del Ejército ruso, en Moscú.AP

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