Millón y medio de franceses votarán en urna electrónica
Cuando dentro de ocho días los franceses acudan a las urnas, alrededor de 1,4 millones no se encontrarán con la vieja urna de plexiglás, sino con una máquina, un ordenador que registrará su voto electrónico. Algo más de un millar de estos artefactos ya están instalados en medio centenar de municipios. En un país muy apegado a sus tradiciones republicanas, la idea no ha sido acogida con demasiada satisfacción, no sólo por los problemas de verificación que comporta, sino también por razones de fondo ideológico.
"El actual sistema de voto con papeletas ha sido concebido para que cualquiera, incluso el más ignorante, pueda forjarse la íntima convicción de que el voto se ha desarrollado honestamente", razona Roberto di Cosmo, especialista en programas y sistemas de la universidad Paris VII. "¿Es posible forjarse por sí mismo idéntica convicción cuando el voto se hace por vía electrónica?", se pregunta.
Pero lo que más preocupa a muchos ciudadanos y también a varios partidos políticos, especialmente al socialista, es la imposibilidad de verificar el voto si se plantea algún problema. La manipulación de los sistemas informáticos, apuntan los críticos, es más fácil de lo que pudiera parecer. Nada impide introducir un programa que favorezca a un determinado candidato o partido.
Lo cierto es que en los lugares donde este sistema ya ha sido probado se han producido errores destacables. Se cita el sucedido en 2003 en la localidad de Schaerbeek, en Bélgica, cuando tras el recuento de votos se comprobó que había 4.000 más de los inscritos en el censo.
El Partido Socialista denuncia que dos de los tres modelos de máquinas que han sido adquiridos por el Ministerio del Interior "han sido objeto de importante rechazo en los países en los que han sido probados".
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