La muerte de dos manifestantes empaña la marcha de indígenas en Colombia
Los nativos esperan poder reunirse con el presidente Uribe el próximo lunes
La marcha de protesta que desde el martes realizan más de 10.000 indígenas colombianos en el sur del país se tiñó de sangre el primer día de la movilización, con la muerte de dos personas en un confuso incidente con la policía. Sin embargo, Feliciano Valencia, líder indígena nasa y uno de los organizadores de la caminata, fue ayer contundente en declaraciones a EL PAÍS: "Estamos dispuestos a llegar a Cali (la tercera ciudad de Colombia) con nuestros muertos", en alusión a la posibilidad de cargar hasta la meta con los cadáveres de los dos indígenas.
Los fallecidos se encontraban en un grupo que esperaba unirse a la movilización. Según la versión oficial, murieron mientras intentaban bloquear la vía Panamericana, la carretera que une el centro y el sur del país y por la que avanza la marcha. El ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, informó de que al menos uno de ellos intentaba activar varios explosivos. Pero los indígenas manejan informaciones distintas: creen que se les disparó por la espalda, aunque aún esperan el dictamen de los expertos en medicina legal.
Tras una asamblea celebrada ayer en Santander de Quilichao —primera etapa en su viaje a Cali—, los responsables indígenas se dedicaron a afinar la metodología" para el discurso que quieren presentar ante el presidente colombiano, Álvaro Uribe, "cuando él nos digne recibir". Así lo explicó Luis Fernando Arias, secretario de la organización nacional indígena ONIC, quien añadió que esperan que la reunión se celebre el lunes, ya que el objetivo de la marcha consiste en llegar a Cali el sábado por la tarde. Entre sus informes se encuentra, por ejemplo, la relación exacta, con nombres y fechas, de los más de mil indígenas que han sido asesinados en los seis años de este Gobierno: "La mayoría, por paramilitares y ejecuciones extrajudiciales por parte del Ejército", asegura Arias. Pertenece a la comunidad de los kankuamos, habitantes en la Sierra Nevada de Santa Marta, en la región Caribe, una de las etnias más golpeadas por la violencia.
Para blindar la marcha, los nativos caminan protegidos por un cordón de seguridad, formado por los bastones de madera de la guardia indígena. Con ellos se han enfrentado hasta ahora a guerrilleros y paramilitares para defender la autonomía de sus territorios. Cargan también con ataúdes que simbolizan las muertes de sus líderes y una buena remesa de hierbas medicinales para aguantar las duras jornadas de caminata.
Ayer se les unieron más delegaciones de todo el país; sueñan que, al llegar a Cali, la movilización haya conseguido reunir a más de 30.000 indígenas.
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