Intentona golpista en Guinea tras la muerte del presidente Conté
El Ejército de Guinea Conakry puso ayer en marcha un golpe de Estado horas después de que se anunciara la muerte del presidente Lansana Conté, que gobernaba el país con mano de hierro desde 1984. "A partir de hoy, la Constitución queda suspendida, así como toda actividad política y sindical", anunció por radio un oficial. "El Gobierno y las instituciones republicanas quedan disueltas".
La situación, sin embargo, es confusa. Los golpistas han establecido un Consejo Nacional por la Democracia y el Desarrollo y se han acantonado en la principal base militar del país, cerca del aeropuerto de Conakry. Allí citaron a los miembros del Gobierno para "garantizar su seguridad". Sin embargo, el primer ministro guineano, Ahmed Tidiane Souare, aseguró que el Ejecutivo continuaba con sus labores. Y el presidente de la Asamblea Nacional, Abubacar Sompare, a quien correspondía asumir la presidencia hasta la convocatoria de elecciones, declaró que la intentona golpista no tenía el respaldo unánime del sector castrense.
No se conocen con exactitud las causas de la muerte del presidente Conté, de 74 años, que padecía diabetes y llevaba años enfermo. Lo cierto es que la desaparición del militar, que llegó a su vez al poder mediante un golpe de Estado, abre un periodo de incertidumbre en un país de ocho millones de habitantes y 16 tribus distintas. Los analistas han advertido del peligro de guerra civil que entrañaría una lucha de poder, dadas las profundas divisiones étnicas.
Conté se había apoyado en los militares para reforzar un régimen cada vez más opresivo y corrupto, pero con ropajes democráticos. Las elecciones, dicen sus detractores, nunca fueron limpias, y muchos de sus opositores están encarcelados. Más de 150 personas murieron a tiros el año pasado cuando se manifestaban para pedir un cambio político.
Pese a tener una tercera parte de las reservas del mundo de bauxita (materia prima del aluminio), además de diamantes y uranio, Guinea es uno de los países más pobres de África y también de los más corruptos, junto a Chad y Sudán, según Transparencia Internacional. Los golpistas se han aferrado a este desastre para justificar su acción, rechazada por Francia (antigua metrópoli), la UE y la Unión Africana.
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