Gobierno y oposición se enzarzan por el aumento de bajas británicas en Afganistán
Gordon Brown reafirma el compromiso del Reino Unido en el conflicto afgano
El drástico aumento de víctimas británicas en Afganistán -15 muertos en 10 días, ocho de ellos el viernes pasado- ha provocado un agrio enfrentamiento entre el Gobierno laborista y la oposición conservadora. No es la presencia británica en Afganistán lo que está en cuestión sino los medios puestos al servicio del ejército para cumplir su misión. Mientras el líder tory, David Cameron, denunció el "escándalo" de la falta de helicópteros, el primer ministro Gordon Brown afirmó que tanto las tropas como los medios con que cuentan son los adecuados.
Brown defendió en los Comunes la acción de su Gobierno en Afganistán y reafirmó el compromiso del Reino Unido en ese conflicto. "Tengo la convicción de que hacemos bien estando en Afganistán, de que tenemos el mejor plan posible y de que tenemos los recursos necesarios para hacer el trabajo".
Pero sus palabras parecieron muy calculadas, como aceptando implícitamente que el ejército quiere más hombres, mejores blindados y más helicópteros, como dice la oposición, pero dando a entender que si hubiera más medios se podrían hacer más cosas pero que no hacen falta para hacer lo que se hace.
Especialmente ambiguo fue al referirse al número de tropas desplegadas, que han alcanzado los 9.150 hombres desde que en abril pasado el Gobierno acordara enviar otros 700 de cara a la actual campaña de verano para preparar las elecciones de agosto. "Mantenemos los niveles de nuestra fuerza bajo constante revisión, en función de los requerimientos operativos. Me han asegurado nuestros mandos sobre el terreno y en la cúpula de las fuerzas armadas que tenemos los efectivos militares que necesitamos para las actuales operaciones", dijo. Un comentario que parece abrir una puerta a mantener en Afganistán tras el verano las tropas adicionales enviadas en abril, pero sin que pueda interpretarse como un compromiso en ese sentido.
El hecho de que la mayoría de las bajas se produzcan en ataques a los blindados en que viajan los soldados británicos mientras patrullan o cuando escoltan el transporte de víveres ha abierto un debate especialmente agrio sobre la necesidad de contar con más helicópteros para reducir su exposición a los ataques con minas o bombas accionadas a distancia.
Cameron, calificó de "escándalo" la necesidad de más helicópteros y denunció que las tropas americanas en Afganistán disponen de ocho veces más unidades que el ejército británico en términos proporcionales. Brown se defendió con cifras: el gasto de las operaciones militares en Afganistán ha pasado de 800 millones de euros en 2006-07 a casi 3.500 millones este año; el número de helicópteros se ha incrementado en un 60% en dos años y su capacidad ha crecido un 84%.
Ambas partes parecieron escudarse en posiciones de política partidaria. Los laboristas, minimizando unas estrecheces presupuestarias que el Ejército ha venido denunciando desde hace años, tanto en Afganistán como en Irak. Los conservadores, aprovechando la catarata de soldados muertos para achacarlo a la falta de helicópteros cuando la estrategia militar en la zona hace inevitable que los soldados patrullen sobre el terreno y los convierta así en posible blanco de los atentados de la insurgencia.
Pese a todo el ruido de estos días, la presencia británica en Afganistán no está en cuestión. E incluso una encuesta de ICM para la BBC y The Guardian, realizada el viernes y el sábado, en plena resaca de británicos muertos, muestra mucho más apoyo a la guerra que hace tres años: el 47% de los británicos se opone (eran el 53% en 2006) y el 46% la apoya (antes, sólo el 31%).
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