Gates vaticina a la OTAN un futuro "oscuro, si no negro"
El jefe del Pentágono critica la falta de inversión europea en su defensa
Afganistán y Libia han mostrado las vergüenzas de la OTAN. Si en el país asiático costó años poner orden y disciplina en la cacofonía, en Libia han bastado 11 semanas para que muchos aliados empiecen a encontrarse escasos de munición. Y no solo eso. Una y otra campaña han mostrado que hay una Alianza de dos velocidades, con socios dispuestos a soportar costes y otros que solo piensan en cómo aprovecharse de ella. Pero el cuento se va a acabar porque en Estados Unidos está llegando al poder una nueva generación sin sensibilidad por la defensa de Europa. Así que o Europa contribuye a su propia seguridad o se quedará sin el apoyo de EE UU. "El futuro de la alianza transatlántica es oscuro, si no negro", pronosticó ayer en Bruselas, Robert Gates, jefe saliente del Pentágono, en un discurso de despedida en el que no dejó títere con cabeza.
Gates amigo de hablar alto y claro aprovechó su última visita oficial a Europa para alertar sobre el quebradizo estado de la relación defensiva transatlántica, minada por la insuficiencia de capacidades militares y la falta de voluntad política. A la salida de la conferencia, organizada por Security and Defence Agenda, un centro de debate político en Bruselas, alguien comentó: "Esto parece un funeral".
Tras pasar por los problemas de ajuste de la Alianza en Afganistán, trabajosamente encarrilados, Gates puso la lupa en Libia donde "ha quedado dolorosamente claro que similares deficiencias, en capacidad y voluntad política", siguen vivas. "Todos los aliados votaron por la misión en Libia, pero solo la mitad participan en ella y menos de la tercera parte están dispuestos a intervenir en misiones de ataque", contabilizó.
Los europeos no quieren invertir en defensa y solo cinco de los 28 socios de la OTAN (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Grecia y Albania) superan el 2% de PIB comprometido para ese renglón. En tiempos de aguda crisis financiera, dice Gates, lo que hay que hacer es, si no gastar tanto, gastar mejor, en busca de capacidades especializadas que sean de interés para el común. Identificó como ejemplos a Noruega y Dinamarca, que con solo el 12% de los aviones en Libia, han atacado alrededor de un tercio de los objetivos, y también valoró a Bélgica y Canadá. "Estos ejemplos son las excepciones", subrayó, sin querer reeditar en público las críticas realizadas el miércoles a países como España, Países Bajos o Turquía por no contribuir tanto como podrían al esfuerzo común.
Descrita la situación, Gates pasó al contexto político y económico, con sus inevitables recortes en el Pentágono. Hizo notar el secretario de Defensa que en los años de la guerra fría, Washington contribuía a la mitad del presupuesto aliado. Hoy, su participación supera el 75%. "Se van a acabar las ganas y la paciencia del Congreso de gastar cada vez más preciados fondos en nombre de unos países que parecen no querer dedicar los recursos necesarios a su propia defensa", pronosticó Gates antes de entrar en el crucial detalle demográfico, del que él es testigo porque, hizo notar, por primera vez en su vida trabaja para un presidente que es 20 años más joven. "Si la tendencia en la caída en las capacidades de defensa europea no se detiene y se da la vuelta, los próximos dirigentes de EE UU -que carecerán de la experiencia formativa que para mí fue la guerra fría- pueden llegar a la conclusión de que la inversión de EE UU en la OTAN no compensa".
"El futuro de la alianza transatlántica es oscuro, si no negro", pronosticó. Pero ese final no es inevitable, apuntó: "Hace falta liderazgo de los dirigentes políticos y de la clase política de este continente". Una solución que por el momento parece lejana.
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