Filipinas 'corona' a Aquino III
El hijo de Corazón Aquino afronta como presidente el reto de atajar la corrupción
Con casi el 80% de los votos escrutados ayer, Benigno Aquino III se postula como el próximo presidente de Filipinas. La comisión electoral confirmó que Aquino, de 50 años e hijo de la ex presidenta Corazón Aquino (1986-1992), ha logrado provisionalmente el 40,2% de los votos, por delante del 25,5% del ex presidente Joseph Estada, lo que seguramente le permitirá optar a un mandato sólido como jefe de Estado.
Al nuevo inquilino del Palacio de Malacañang, que comparecía como candidato del centrista Partido Liberal, le va a tocar cumplir sus promesas de combatir la corrupción galopante y de soliviantar el tremendo déficit presupuestario (que superará los 5.000 millones de euros a final de año) que deja tras de sí el Gobierno de Gloria Macapagal-Arroyo. "Debemos acabar con la frivolidad del Gobierno actual", explicó Aquino III en una entrevista a la agencia Reuters. Para ello previsiblemente abogará por la contención del gasto y por la implementación de un sistema más eficiente en la recaudación de impuestos.
El político supera el 40% de los votos con casi la totalidad de mesas escrutadas
No tendrá un mandato fácil; además de tener que lidiar con el siempre controvertido Ejército filipino, deberá encararse con la ex presidenta Macapagal-Arroyo, quien, pese a no poder ser reelegida en el cargo, ha logrado un escaño en la Cámara de Representantes. Algunos analistas aventuran que desde su escaño la ex jefa de Estado podría disfrutar de poder suficiente como para forzar la introducción de un sistema parlamentario que reduzca el poder presidencial.
Aquino III y una gran mayoría de filipinos celebraban ayer el resultado de los primeros comicios automatizados del país que, pese a haber sufrido algunos problemas técnicos iniciales, han contado con una participación del 75% del electorado (unos 37 millones de votantes). La jornada de ayer también se cobró más de 14 heridos, según informa Efe. A esto se suman más de 30 muertos desde que comenzó la campaña electoral, algo frecuente en un país donde los sicarios de muchos candidatos locales suelen intentar amedrentar a los votantes. Pese a ello, la cifra de víctimas es por el momento mucho menor que la de las elecciones de 2007 (130 muertos) y de 2004 (más de 200).
El apellido del candidato ha resultado decisivo para un electorado que ha visto en Benigno Aquino III un continuador del legado de su padre, Benigno, principal opositor del régimen de Ferdinand Marcos, que lo asesinó a sangre fría en 1983, y su madre, Corazón, que logró en 1986 auparse a la presidencia, forzar el exilio del tándem formado por Marcos y su esposa Imelda (quien, por cierto, ha obtenido un escaño) y consolidar la democracia ayudando a promulgar la Constitución de 1987. Sin embargo, con una carrera política no especialmente brillante a sus espaldas, a Aquino III le toca demostrar que es algo más que un apellido famoso.
Católico confeso, nacido en Manila en 1960, obtuvo un título de grado medio en economía por la Universidad de Manila. Se exilió junto a su familia en Estados Unidos durante tres años, cuando su padre, encarcelado y condenado a muerte por el régimen de Marcos, obtuvo permiso para ser operado en un hospital de Dallas. Desde la casa familiar en Massachusetts vivió el dramático asesinato de su padre, que decidió regresar al país pese a las advertencias de que sería encarcelado o ejecutado. Nunca le importó y, sabedor del peligro, aterrizó en Manila el 21 de agosto de 1983 con un chaleco antibalas. Los militares lo arrancaron de su asiento y, mientras lo bajaban del avión, le asestaron un tiro en la cabeza.
Cuando en 1986 Marcos convocó elecciones presidenciales, su madre se presentó candidata y, aunque perdió en unos comicios amañados, obtuvo la presidencia tras la llamada Revolución del Poder Popular, que terminaría provocando el exilio del ex presidente. Corazón Aquino sufrió varios intentos de golpe de Estado durante su presidencia. En uno de ellos, acaecido en 1987, Aquino III resultó gravemente herido después de que los militares a las órdenes del hoy senador Gregorio Honasan le alcanzaran con cinco balazos. Una de las balas aún sigue alojada en su cuello. "Eso es agua pasada. Como decía mi padre: 'Respeta los derechos incluso de tus enemigos", declaró en referencia a Honasan en una entrevista concedida en 2005.
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