Explota una bomba sin dejar víctimas en un monasterio cristiano de Egipto
El ataque se produce apenas dos semanas después de que un atentado contra una Iglesia en Alejandría dejara 23 muertos
Los cristianos egipcios han amanecido hoy con un nuevo sobresalto tras saberse que una bomba lapa adherida al coche de un religioso habría explotado esta madrugada sin causar víctimas en el monasterio de Deir El Suryani (de los sirios), en Wadi Natron, unos 180 kilómetros al oeste de El Cairo.
La policía ha negado que se trate de una bomba y solo reconoce que se han producido daños en un coche aparcado en el garaje del centro religioso, así como en la puerta del mismo. Una explosión arrancó la puerta de acceso al estacionamiento y ocasionó un incendio en el lugar en el que se encontraba el vehículo del padre Mateus, el abad del convento, según fuentes del monasterio que confirman que aún hay agentes investigando lo ocurrido en Deir El Suryani. La agencia EFE informa, citando una fuente de seguridad, que se trataría de un explosivo colocado en el coche del religioso.
Los cuerpos de seguridad de la provincia de Al Behira y expertos en explosivos se trasladaron al lugar para investigar el suceso, al saberse que había un incendio en el monasterio. Los agentes pudieron corroborar diversos daños en el interior del garaje, el vehículo y el convento pero por el momento se desconoce quién puede estar detrás del suceso acaecido en un lugar emblemático de la cristiandad egipcia. En el siglo IV, debido a que la región estaba muy apartada de las ciudades, los monjes decidieron retirarse a Wadi Natrón donde construyeron más de cincuenta monasterios de los que se conservan cuatro que son centro de peregrinaje y retiro espiritual para muchos fieles egipcios y de otros países.
Este incidente llega apenas dos semanas después de que un atentado contra una Iglesia en Alejandría dejara 23 muertos y más de noventa heridos y de que esta semana un policía musulmán fuera de servicio entrara en un tren mientras estaba estacionado en la ciudad sureña de Samalut en la gobernación de Minya, 260 kilómetros al sur de El Cairo, matara a un hombre de 71 años e hiriera a otras cinco personas cuatro mujeres y un hombre, todos ellos cristianos.
Los ánimos han estado crispados tras estos dos sucesos y no hay iglesia sin agentes de seguridad controlando el acceso a las mismas. También la capital egipcia ha visto como los controles y la presencia policial en las principales vías de la ciudad se multiplicaban en previsión de manifestaciones o actos de repudia a estos atentados contra la comunidad cristiana egipcia que supone apenas el 10 por ciento de la población de Egipto un país de 80 millones de habitantes y mayoría musulmana.
Los enfrentamientos entre ambas comunidades son habituales y muchos egipcios temen que la radicalización de los mismos pueda desembocar en la desestabilización del país. Egipto ha vivido en los últimos meses un periodo de crispación tras unas elecciones parlamentarias marcadas por las denuncias de pucherazo y en la que la oposición fue barrida por el gobernante Partido Nacional Democrático de Hosni Mubarak. La comunidad copta tiene escasa representación en la Cámara y se ha sugerido la necesidad de establecer una cuota que de representatividad a los cristianos.
Hace un año, durante la celebración de la navidad copta un tiroteo dejó seis ortodoxos muertos. Los presuntos asaltantes aún están pendientes de juicio. El atentado de Nochevieja en Alejandría volvió a quebrar los ánimos de los egipcios que en los últimos días han protagonizado manifestaciones pacíficas en la que musulmanes y cristianos propugnan el respeto religioso mutuo y cuyo símbolo son pancartas en las que se ve la media luna del Islam unida a la cruz cristiana. Durante la navidad copta ortodoxa que se celebró los días seis y siete de enero, el acceso a las iglesias estuvo restringido por seguridad y sólo se pudo hacer con un documento de identidad (donde se hace constar la profesión religiosa). Al no poder acceder la comunidad musulmana optó por llevar a cabo una vigilia en la que se leyó el Corán y la Biblia. En estos actos también se produjeron enfrentamientos entre los que deseaban convertir la reunión en una manifestación contra el Gobierno.
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