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España se suma a última hora a la petición de excarcelación del disidente Liu

La vicepresidenta Fernández de la Vega impone su criterio a Moratinos, que no quería irritar a Pekín

España se ha sumado a última hora a la petición de libertad para el flamante premio Nobel de la Paz, después de que lo hicieran Francia, Reino Unido y Alemania. Durante la tarde, portavoces del Ministerio de Asuntos Exteriores explicaron verbalmente que España respaldaba y participaba de las declaraciones del presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durão Barroso, quien se limitó a felicitar al disidente, pero evitó reclamar su excarcelación.

Sin embargo, en torno a las 21.30, Asuntos Exteriores ha hecho público un comunicado en el que anuncia que "España se suma a la petición de liberación de Li Xiaobo". Según fuentes gubernamentales, la nota se difundió después de que la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, hablase con el ministro Miguel Ángel Moratinos. De hecho, el comunicado empieza aludiendo al comentario que "de manera informal" hizo la vicepresidenta en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, que algunos medios interpretaron como una renuncia a pedir la excarcelación del disidente.

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Ésa era la posición de Moratinos, quien se oponía a cualquier gesto que pudiera irritar a Pekín y hacer perder a España la condición de "mejor amigo de China en la Unión Europea", con el que el presidente Rodríguez Zapatero fue recibido en septiembre en Shanghai.

Para disimular el cambio, la nota asegura que España ha venido pidiendo "regularmente" la liberación del disidente y que, "el pasado 29 de junio, la Presidencia española de la UE solicitó la liberación de Liu Xiaobo [...] en la reunión de Diálogo UE-China sobre Derechos Humanos en Madrid". La diferencia es que entonces no fue España sino la UE quien la pidió y que la demanda no se hizo pública. Esto último es lo que más molesta a Pekín.

Bruselas no se atreve a pedir la libertad

La Unión Europea cubrió ayer todo el abanico de posibles respuestas (desde el silencio a la reclamación de libertad) ante el anuncio de al concesión del Nobel de la Paz al disidente Liu Xiaobo, a los dos días de que los más altos responsable de la UE aceptaran la exigencia china de cancelar una conferencia de prensa ante la presencia de periodistas independientes chinos.

José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, felicitó a Liu por el galardón, pero no se atrevió a molestar a Pekín reclamando su libertad. La decisión del comité Nobel constituye "un fuerte mensaje de apoyo a todos los que en todo el mundo luchan por la libertad y los derechos humanos", se limitó a declarar el presidente de la Comisión. Más vehemente fue el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek, antiguo luchador contra el comunismo en Polonia: "Pido a las autoridades chinas que lo liberen inmediata e incondicionalmente".

Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, una de cuyas funciones es representar a la UE en la escena internacional, consideró pertinente no emitir un comunicado y Catherine Ashton, coordinadora de la política exterior de los Veintisiete, esperó hasta por la noche para felicitar a Liu y valorar su luchar por la democracia. "Confío en que pueda recibir su premio en persona", apuntó Ashton a modo de oblicua solicitud de libertad. El premio se entrega el 10 de diciembre. Liu purga 11 años de cárcel.

Como quiere la cotidiana letanía de Bruselas, Barroso recordó que la libertad y los derechos humanos "están en el corazón de la Unión Europea" como si esta misma semana él y Van Rompuy no se hubiesen humillado ante el primer ministro chino, Wen Jiabao, al congelar la libertad de información y aceptar que no se celebrara la conferencia de prensa con que rutinariamente concluyen todas las cumbres. La explicación oficial, ofrecida todavía ayer por la Comisión, era la misma del miércoles: que se canceló la comparecencia conjunta por problemas de agenda de la delegación china.

La realidad fue otra, según fuentes comunitarias. Wen y su séquito no querían periodistas chinos independientes en la sala de prensa. Tras largo forcejeo negociador, los responsables comunitarios autorizaron la presencia de los informadores. En esas condiciones, China rompió la baraja y tanto Van Rompuy como Barroso se plegaron. En posterior comunicado anunciaron haber pedido a su invitado que avanzara en la práctica de los derechos humanos.

Londres también solicitó ayer expresamente la libertad de Liu como hizo París, que recordó su repetidas demandas anteriores. El Quai d'Orsay asoció su petición a la de la UE, que en diciembre del año pasado si recamó al Gobierno chino "la liberación incondicional de Liu Xiaobo y el fin del acoso y la detención de otros signatarios de la Carta 08".

Cascada condenas al encarcelamiento

Mientras China lo lamenta, las reacciones en el resto del mundo han sido de celebración por la concesión del Nobel de la Paz al activista. Especialmente celebrado fue el premio en el Himalaya, donde el Dalai Lama ha pedido que se ponga en libertad al activista y a otros "prisioneros de conciencia" apresados por ejercer la "libertad de expresión". "Concederle el premio de la paz supone el reconocimiento de la comunidad internacional sobre las crecientes voces en el pueblo chino que quieren empujar a China hacia reformas políticas, legales y constitucionales", ha dicho el líder tibetano en un comunicado.

"Me gustaría felicitar de corazón a Liu Xiaobo por haber recibido el premio Nobel", ha agregado el líder espiritual, quien recibió ese mismo galardón en el año 1989. El Dalai Lama escapó de Tíbet en 1959, tras una revuelta fracasada contra China, y se refugió en la localidad india de Dharamsala, que también es sede del Gobierno tibetano en el exilio.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha señalado en un comunicado que se trata de "un reconocimiento del creciente consenso internacional para mejorar las prácticas de derechos humanos y la cultura en todo el mundo ".

Human Rights Watch (HRW) ha declarado que el activista "personaliza los ideales del Premio Nobel de la Paz" y ha pedido a Pekín que no vea al galardonado "como un enemigo", sino como "a un valiente que encarna lo mejor de China". "No cabe duda de que este premio ha indignado al Gobierno chino, puesto que contribuirá a que la situación de los Derechos Humanos entre de lleno en el debate internacional", ha declarado la directora adjunta para Asia de Human Rights Watch, Sophie Richardson, quien ha dicho que el premio "rinde homenaje a todos aquellos que luchan día a día en China" para que su Gobierno respete los derechos humanos.

Finalmente, la organización humanitaria Amnistía Internacional ha expresado su confianza en que el premio a Xiaobo sirva para sacar a la luz "la violación de los derechos humanos que padece China". Además, aprovecha para pedir a Pekín que libere al disidente y a todos los prisioneros políticos de las cárceles del país. La subdirectora de Amnistía para Asia Pacífico, Catherine Barber, ha escrito en una nota en la que dice que "Lui Xiaobo es un merecedor ganador del Premio Nobel de la Paz" y ha expresado su confianza en que este galardón "sirva para dar a conocer la lucha por las libertades fundamentales y por la protección de los derechos humanos a los que Liu y otros activistas chinos han dedicado sus vidas".

No ha faltado entre los mensajes de felicitación a Liu uno del flamante nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, quien ha subrayado que el galardón es "un homenaje a todos los disidentes chinos". "Porque muchas veces se olvida que China como está alcanzando unos éxitos económicos extraordinarios sigue siendo una dictadura y bastante monolítica en lo que se refiere a la política. Es un país vertical", ha explicado.

Decenas de periodistas, junto a la vivienda del nuevo premio nobel en Pekín.
Decenas de periodistas, junto a la vivienda del nuevo premio nobel en Pekín.REUTERS

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