Eran momias de segunda clase
Las autoridades aseguran que los restos saqueados en el Museo Egipcio durante la revuelta son solo dos cabezas embalsamadas de poca importancia arqueológica
Los amantes de las momias pueden respirar tranquilos. Las dos atacadas por los saqueadores durante el asalto al Museo Egipcio de El Cairo no eran momias de la realeza -de las que el museo conserva las más extraordinarias, incluida la de Ramsés II- ni de ningún personaje conocido, sino dos simples cabezas embalsamadas anónimas de la Baja Época. Eran, por decirlo así, momias de segunda, porque también en el más allá egipcio había clases.
El ataque a las momias había creado una gran inquietud entre los especialistas y durante días se ha especulado angustiadamente con su identidad. El hecho de que los vándalos hubieran concentrado su acción en zonas cercanas a la famosa Mummy Room, donde duermen las más famosas, y a la sala donde yacen en sus sarcófagos las de Tuya y Yuya, bisabuelos de Tutankamón, hacía temer un momicidio de consideración. Algunos expertos habían creído incluso discernir en las fotos del desaguisado los rasgos (de ultratumba) de Tuya en una de las cabezas. El hecho de que ambas momias aparecieran decapitadas y desvendadas no invitaba precisamente a la tranquilidad.
Los asaltantes rompieron y dejaron tiradas estatuillas de Tutankamón
Sin embargo, las dos momias, según ha explicado por fin Zahi Hawass, que ha tardado una semana en arrojar luz sobre el tema, ya estaban así de ajadas antes del ataque al museo. Se trata de dos embalsamamientos de relativamente poca importancia, guardados en un almacén y que estaban siendo usados para probar el nuevo escáner en el laboratorio de conservación. Nadie sabe por qué los asaltantes se los llevaron con ellos. Una de las momias fue recuperada de las manos de uno de los ladrones cuando trataba de sacarla del museo. En cambio, rompieron y dejaron tiradas por el suelo estatuillas de Tutanka-món infinitamente más valiosas.
Hawass asegura que el daño en las dos cabezas momificadas ha sido inexistente. En una valoración de los ataques al patrimonio de estos días agitados, el ministro de Antigüedades volvió a insistir en la suerte que ha tenido el museo de que los asaltantes fueran gente poco preparada. Buena parte de ellos se marchó tan ufana con el material de la tienda de recuerdos pensando que eran objetos auténticos. Hawass ha destacado que la tienda fue arrasada pero no tocaron ni un libro (dada la gran cantidad de títulos del propio Hawass que se vendían en el lugar, el hombre parece habérselo tomado como una afrenta personal).
En total accedieron a las verdaderas salas del museo seis saqueadores. Lo hicieron por los ventanales en el techo, con cuerdas. Uno de los ladrones se cayó y fue a dar contra una vitrina. Todos fueron arrestados más otros 10 que también trataron de entrar de manera más convencional. Solo 13 vitrinas fueron reventadas. Nada ha sido robado.
Hawass ha quitado hierro a muchos de los informes alarmados sobre saqueos en diferentes yacimientos arqueológicos y sus almacenes. Los monumentos y excavaciones de Luxor, Asuán, Dendera, Tuna el-Gebel, Fayum y Amarna, mencionó, están a salvo. En Tell el Fara, como en otros puntos, la intervención de la gente del lugar y las autoridades evitó los saqueos. Asegura que, en contra de lo reportado inicialmente, no ha habido robos en el museo al aire libre de Menfis ni en Saqqara. Las tumbas de Maia -de la corte de Tutankamón- y Los Dos Hermanos "no han sufrido daño de ningún tipo", pese a las primeras informaciones. El ministro afirma que la oscuridad las protegió y los asaltantes que buscaban oro como en los buenos tiempos de los Al Rashid, "huyeron muertos de miedo". Probablemente es pronto para saber con certeza si hay que lamentar robos y destrucciones importantes en un país con tanto patrimonio, buena parte de él en lugares muy apartados.
Hawass informó también de que la rotura de una cañería que ha inundado los laboratorios de conservación en el Gran Museo Egipcio, en construcción junto a las pirámides en Giza, ha sido fortuita, no ha tenido nada que ver con los acontecimientos de estos días en Egipto y no ha causado mayores daños. Las pirámides de Giza y la Esfinge están bien protegidas por el Ejército, incluso con tanques, "pero es una pena verlas sin turistas, la Esfinge está muy triste".
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