Chávez exige a sus ministros que actúen ya contra Globovisión
El presidente venezolano invita a Vargas Llosa y otros intelectuales críticos a la edición maratoniana del 'Aló, presidente'
Ha terminado el primer capítulo de la telenovela de cuatro días en la que Hugo Chávez prometió convertir su programa Aló, Presidente, para celebrar que el pasado 23 de mayo cumplió diez años en el aire. "Este programa comenzó hoy aquí bajo este sol sabroso (del Estado Zulia) y terminará el domingo en la tarde, en (el Estado) Guárico. Nos vamos y dentro de un ratico recomienza el Aló, Presidente, fue la despedida de Chávez a las 4:05 de la tarde (hora local) después de cinco horas continuas de transmisión; un "hasta luego", con el compromiso de que a las 7:00 de la noche tomaría nuevamente los micrófonos y que lo haría así, sucesivamente, hasta el domingo. Este primer bloque fue transmitido desde una planta termoeléctrica del Estado Zulia; la siguiente localización es todavía una incógnita.
Así como lo ha hecho a lo largo de diez años, Chávez cantó durante la emisión, anunció inversiones millonarias, atacó a los medios de comunicación privados y amenazó con el despido a los funcionarios públicos que no cumplan con la orden de cerrar el canal de noticias Globovisión. "Bésame-con-frenesí", fue el verso que entonó junto a la hija del fallecido bolerista venezolano Felipe Pirela. Dijo que invertiría veinte mil millones de dólares en el sector eléctrico del país -un monto cinco veces superior al crédito que hace dos días solicitó a Brasil. Y dio un ultimátum al ministro de Obras Públicas, Diosdado Cabello, a quien recientemente traspasó el control de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones con la idea de que fuese él quien ejecutara sanciones contra el canal de noticias Globovisión: "Este es un tema de salud pública y tenemos que actuar", dijo Chávez y agregó: "Me importa un comino lo que diga el mundo. Diosdado Cabello, estoy esperando. Porque uno nombra funcionarios y entonces parece que algunos los amenazan, el enemigo juega duro por todos lados, con amenazas de chantaje, y en algunos casos uno no entiende por qué. (...) Cumplan con su deber que para eso están allí y si no, renuncien y que alguien con coraje asuma".
Invitación a Vargas Llosa
Una hora más tarde, el presidente venezolano bajó el tono de su discurso. Durante un contacto en directo con su ministro de Cultura, Héctor Soto, Chávez tuvo la idea de invitar a su programa al grupo de intelectuales liderados por Mario Vargas Llosa, que desde ayer participan en un polémico foro sobre democracia y libertades y que fueron amenazados por el Gobierno con ser echados del país. En ese preciso instante, el ministro Soto se encontraba en la Plaza Altamira de Caracas, justo frente al hotel donde Vargas Llosa daba su conferencia. Lo acompañaban el ministro de Cultura de Cuba, Abel Prieto, y un grupo de intelectuales afines con la revolución que fueron invitados por el Gobierno al encuentro "Los intelectuales frente a la crisis del capitalismo", convocado a un par de calles de distancia del evento de Vargas Llosa. "Se me ocurre algo", le dijo Chávez a su ministro: "Invita a ese gente. Yo les doy un espacio en Aló, presidente...como es continuo, de aquí hasta el domingo... Yo me aparto y los dejo a ustedes que debatan, me siento entre el público...los invitados especiales de la derecha y los socialistas (...) ¿Esta gente aceptará la invitación?". De llevarse a cabo, aquella discusión haría historia, tal y como ya Chávez le había advertido a su audiencia al comienzo del programa: "Tengan conciencia de que están participando en un Aló, Presidente que nunca se ha visto, de cuatro días, y que este es el primer capítulo".
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