Batalla campal entre policías y 'narcos' en una favela de Río
250 efectivos se enfrentan a tiros con los traficantes
La favela Rocinha, la más famosa de las más de 1.000 que alberga Río de Janeiro, estuvo este miércoles en pie de guerra, después de que 250 policías ocuparan sus calles y protagonizaran un intenso tiroteo con los traficantes de droga que desde el pasado fin de semana luchaban por el control de dicha favela.
"Esto es una guerra", gritaba el domingo pasado una mujer en el barrio acomodado de Copacabana, cuando se encontró en medio de un tiroteo en plena calle entre policías y traficantes, en el que murieron cinco personas. Esta guerra, que se extendió a cinco barrios de la zona sur de Río - la más rica -, se trasladó este miércoles a Rocinha con un despliegue excepcional de tropas. Las fuerzas del orden, que el fin de semana hicieron explotar una granada que había sido lanzada por los narcos, tuvieron que librar este miércoles una verdadera batalla en Rocinha, donde una vez más cundió el pánico y vació las calles de moradores. Durante el operativo en esta favela, la policía se incautó de una tonelada de marihuana, descubrió dos laboratorios de preparación de cocaína y requisó pistolas, fusiles y ametralladoras.
Según el secretario de Seguridad Pública de Río, José Mariano Beltrame, los culpables de estas violentas ofensivas de los traficantes para adueñarse de los puntos clave de la venta de droga, son los propios consumidores de estupefacientes, generalmente la clase media de la ciudad, que después se queja de la inseguridad. Según Beltrame, estas guerras entre la policía y los traficantes no terminarán con la violencia, porque, aunque ésta desaparezca de las favelas, se trasladará a otros lugares "donde se encuentren clientes del tráfico de drogas".
De hecho, muchos de los narcotraficantes, acosados por las acciones policiales en las ciudades, están emigrando a localidades del interior del Estado, sobre todo a las más ricas en petróleo, como Macaé o Rio das Ostras, en la región de Los Lagos, donde están operando con la misma intensidad con que lo hacían en las favelas.
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