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El 7-J de Londres, entre el shock y la sorpresa

Largas horas después del comienzo de las explosiones en el centro de Londres, a las 8,51 hora local (nueve y cincuenta y un minutos hora peninsular española) las víctimas seguían siendo trasladadas a hospitales en helicópteros, ambulancias y autobuses públicos de dos plantas.

El aspecto de las víctimas, los comentarios y la misma operación terrorista, como tal, retrotraían una imagen muy fresca: los ataques terroristas del 11-M en Madrid.

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Por el momento, la única información oficial sobre muertos los sitúa en 37 mientras que se habla de más de 300 heridos. Sin embargo, la cifra de muertos no incluye a aquellos cuerpos que fueron hallados en el autobús de dos plantas cerca de Russell Square y que podrían ascender a 40 víctimas mortales.

Desde el momento en que las bombas empezaron a estallar -un grupo de periodistas llegábamos en ese momento a Gleneagles, donde se desarrolla la cumbre del G-8- en las estaciones de metro fue evidente que se trataba de una operación sincronizada. A medida que la Policía Metropolitana de Londres fue dando información, el fantasma del 11-M cobraba cuerpo. Si en Madrid la operación tuvo como epicentro los trenes de cercanías, en Londres el ataque coordinado se concentró en seis estaciones de metro del centro de Londres y al mismo tiempo implicó la sincronización con la voladura literal de un autobús del servicio público de dos plantas. La parte superior del mismo fue descabezada. Ha corrido el rumor de que éste último ataque pudo haber sido acometido por un terrorista suicida. No se ha confirmado, pero nadie aquí se ha rasgado las vestiduras por este comentario.

El primer ministro británico Tony Blair hizo una declaración a las 12,00 hora local, esto es, algo más de dos horas después de los ataques. En su rostro blanco como plato de loza se reflejaba toda la angustia de la situación. Blair había paladeado hasta las 8,51 horas una gran victoria de imagen. Después de arrebatar los Juegos Olímpicos a París, se disponía a cerrar los acuerdos en el G-8 en torno al perdón de la deuda de un grupo de 18 países, la mayoría de ellos del África Subsahariana, en olor de multitud a través de una movilización en el Reino Unido y en todo el mundo, con ayuda de las estrellas de las grandes estrellas de rock.

El miércoles mismo, el cantante irlandés, Sir Bob Geldof, artífice de los conciertos Live 8 había vaticinado: "Irak es una pesadilla, pero es un problema temporal. Los problemas de África, con las muertes de cadaía, los problemas de enfermedades y educación vienen de siempre". Blair, pues, parecía conseguir su gran objetivo: acabar con la sombra de Irak y abrir el interés de masas enormes de la opinión pública por la pobreza y el medio ambiente. La cumbre del G-8 se disponía hoy jueves a abordar los dos temas. Blair estaba preparado para arrasar con el mismo ímpetu que su huracán olímpico de última hora.

Si se compara con otras cumbres del G-8, las medidas de seguridad adoptadas en Edimburgo y en el camino a Gleneagles, un hotel victoriano en la campiña escocesa, fueron extraordinarias. Controles tras controles. El Gobierno británico deseaba evitar a toda costa que las manifestaciones antiglobalización degeneraran en actos violentos. Los terroristas, pues, en una clásica operación militar aprovecharon la retaguardia del G-8, nada menos que el centro neurálgico del Reino Unido: Londres.

La Policía Metropolitana dijo ayer que no tuvo ninguna advertencia ni ninguna pista sobre la posibilidad de un ataque terrorista. Hace pocos meses, el Gobierno de Blair había dicho: la pregunta no es si habrá un atentado terrorista en Londres sino cuándo tendrá lugar. Ya lo sabemos.

Blair salió hacia Londres después de hacer su declaración y prometió volver esta noche a Gleneagles. Mientras tanto, los líderes del G-8 han condenado el atentado terrorista y continuarán sus trabajos sobre África y un pacto genérico sobre el medio ambiente. Sobre las cinco y media de la tarde, hora de Londres, Tony Blair volvió a hacer declaraciones desde Downing Street, la sede del gabinete británico.

Horas antes una organización vinculada al parecer a Al Qaeda reivindicó los atentados de esta mañana en Londres. Blair aludió implícitamente a esa noticia al decir que los terroristas han reivindicado los ataques en nombre del Islam y que el Islam no fomenta los asesinatos. De momento, la Policía Metropolitana no ha realizado arrestos relacionados con la operación terrorista.

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