Carrera científica y financiación de proyectos
L a historia que voy a contar es la de muchos científicos que trabajan en el área de la biomedicina. Empecemos con un estudiante que tiene afición e interés por aprender. Es obvio que cuanto mejor sea la enseñanza que recibe, más preparado va a estar para empezar su carrera científica. Para ello es importante que sus profesores estén motivados y no frustrados. Si se dan estas circunstancias positivas y termina correctamente su licenciatura, continuando con su interés, el estudiante hará una tesis doctoral.
Igualmente, el lugar de realización de la tesis será mejor cuantos más medios existan en el laboratorio, mejor ambiente encuentre, y mejores y más motivados tutores tenga. Si todo le va bien irá al extranjero o a otro laboratorio en España a completar su formación. Si la formación es exitosa y publica mucho y bien en revistas científicas de alto impacto, el sistema le recibirá entusiasmado a su vuelta y le pondrán en todo tipo de comités de evaluación para subvencionar, o no, proyectos. Como llega lleno de éxitos y buscando la mayor excelencia, cuando compara lo que realizó en Harvard, por ejemplo, y lo que se realiza aquí, juzga lo endógeno muy negativamente en los comités en donde está, dejando a muchos grupos sin subvencionar. (El último año, en el área de biomedicina, el Plan Nacional sólo concedió un tercio de los proyectos solicitados). Por otra parte, como el científico de nuestra historia mantiene su excelente currículo (CV), obtenido fuera, no tiene problema para ser financiado. Pero con el tiempo su relación con sus anteriores y foráneos jefes disminuye, su labor fuera de Harvard se hace más difícil y sus publicaciones científicas y CV empeoran en lo que respecta a impactos, aunque esté bien hecho. Pasados unos años, cuando su CV es analizado por los nuevos y triunfantes investigadores recién incorporados al sistema, es juzgado negativamente, pues no tiene el impacto necesario. Como consecuencia se queda sin subvención, sólo le queda enseñar, si da clases, o leer el periódico, si no las da. Enseña sin motivación, y no tiene ganas de hacer de tutor de nadie. Su carrera ha acabado.
Moraleja: es interesante cuidar y financiar en la prosperidad y en la adversidad, no es aconsejable cerrar las carreras científicas a los 50 años, cuando algunos se han incorporado a ellas como jefes de grupos a edades superiores a los 35 años. Es bueno tener galácticos, pero la cantera es esencial. Denegar un proyecto más de tres veces seguidas a un investigador, estando en el límite de ser financiado las tres veces, trae como consecuencia que el departamento donde trabaja el investigador empiece una crisis.
Se ha pensado que un modo de recuperación para reflotar a nuestros investigadores de la historia puede ser asociarlos a redes de investigación, con otros investigadores. Bien llevado, ésta podría ser una solución. Existen otras como la posibilidad de que exista más de un tipo de carrera científica, como por ejemplo desarrollar, en algunos casos, una mayor dedicación al desarrollo de técnicas esenciales.
Sobre éstas u otras soluciones se debería hablar más, y no sólo hablar inespecíficamente de excelencia, algo que obviamente es esencial y por lo tanto no es discutible. Lo obvio no se discute. Por otra parte, no es excelente todo lo que reluce. En resumen, hay que recordar que la existencia de excelentes científicos se facilita por la existencia de una masa crítica de buenos y motivados profesionales, que constituyen la cantera.
Dado que el Gobierno indica que tiene más medios para investigación, habrá que pedirle que dedique algunos a la ciencia base, a la cantera.
Jesús Ávila es investigador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC), en Madrid.
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