"No se vota por un país, sino por una personalidad que renueve la institución"
Miguel Ángel Moratinos piensa que es él "la personalidad con capacidad de liderazgo que necesita la FAO del siglo XXI". Ante el reto más importante de su vida política, la posibilidad de convertirse en el próximo director general de la FAO, el exministro de Exteriores se confiesa "nervioso y excitado". Convencido de sus posibilidades pero prudente, cree que el trabajo de diplomacia realizado en los últimos meses dará resultado en la final a seis (en realidad, a dos) que se jugará mañana en la sede romana de la institución. Su gran rival, y gran favorito, es el brasileño Graziano da Silva. Votarán más de 190 países.
Pregunta. ¿Cuál es la clave de la elección?
Respuesta. La suerte está echada, y la FAO tiene el sistema más democrático y riguroso de elección de todos los organismos de la ONU. Un país, un voto. Han revisado de arriba abajo a cada candidato. Nos conocen de memoria. Ahora deben decidir si quieren un político con capacidad de liderazgo para impulsar la renovación de la FAO. Creo que ese es nuestro valor añadido.
P. ¿Qué área regional tiene la llave de la elección?
R. Los países africanos son fundamentales, no solo por el número sino porque son quienes sufren el problema del hambre de forma mayoritaria. Son 53 Estados, frente a los 48 europeos, 33 latinoamericanos y 22 árabes. Pero los asiáticos y la zona del Pacífico pueden ayudarnos también.
P. ¿Su red de contactos diplomáticos es su mejor baza?
R. La experiencia de muchos años ayuda, sin duda, y la diplomacia española no tiene nada que envidiar a la brasileña.
P. España tiene a favor su sólida política de cooperación y ayuda al desarrollo. Pero algunos diplomáticos creen que eso podría cambiar si el PP gana las elecciones.
R. No creo que sea un elemento de juicio decisivo. Los grandes objetivos de cooperación se mantendrán, aunque la ayuda se podría reducir. Pero mi apuesta si gano será impulsar cuatro nuevos mecanismos de financiación, implicando a los privados, a los consumidores y a los ciudadanos en donaciones para que la FAO no dependa de las aportaciones de los Estados en este momento económico tan complicado.
P. ¿Será una revolución, entonces?
R. Sí, esa es mi gran arma secreta, nos permitirá ingresar entre 10.000 y 20.000 millones anuales, pero permítame que lo detalle cuando sea director.
P. ¿Cómo cree qué votarán los delegados mañana: pensando en un país o en una persona?
R. Cuenta la geopolítica y la estrategia regional, pero lo normal sería que cada país emita su voto basándose en dos criterios. El primero, las cualidades del candidato, su capacidad de liderazgo para renovar, modernizar y dinamizar la FAO. Y el segundo, ver cuál de los candidatos responderá mejor a las necesidades nacionales de cada Estado miembro. La clave estará en la respuesta a la pregunta: ¿Quién ayudará mejor a mi país a tener una política agrícola que permita un desarrollo sostenible y la autosuficiencia? El futuro pasa claramente por ahí.
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