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El temporal arrasa la costa norte

Olas hasta de 11 metros de altura y vientos huracanados causan destrozos en paseos marítimos de Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco

Arrancaron barandillas, farolas, bancos... y fueron capaces de empotrar un coche entre las mesas de un restaurante. El fuerte oleaje, alimentado por el temporal de viento y la marea alta, batió ayer todos los récords -en Cabo Vilán (A Coruña) registraron una ola de 20 metros en alta mar-, se tragó dunas de arena e inutilizó durante horas paseos marítimos.

Las olas incrustan un coche en el restaurante de un hotel de Santander "
Yo nunca había visto tanto mar", afirma un marinero en A Coruña

Afortunadamente, todo ocurrió casi sin testigos, de madrugada, entre las seis y las siete, con los establecimientos vacíos. En diversas localidades gallegas, asturianas, cántabras y vascas el temporal produjo numerosos desperfectos en mobiliario urbano, vehículos y establecimientos próximos al litoral. En A Coruña un hombre resultó herido leve.

"Las olas rompían en el restaurante. Era impresionante. En los 35 años que llevamos abiertos, no había visto algo así. Y eso que en el último año ya nos ha pasado tres veces, pero ninguna como esta. Está todo inundado. Íbamos a abrir el próximo sábado, para empezar la temporada, pero va a ser imposible", se lamentaba José Miguel Silvino, encargado del restaurante Barlovento a unos 30 metros del mar, en Laredo (Cantabria), donde el agua arrancó las duchas de la playa.

En el Hotel Chiqui de Santander, al lado de la playa, los cerca de 40 huéspedes se quedaron atónitos al ver que en el comedor del restaurante, entre las mesas, había un coche. "La fuerza del mar es impresionante. Rompió las lunas del restaurante y empotró aquí el coche. Esta mañana no funcionaba nada y nos hemos tenido que arreglar como hemos podido. El que se fue sin pagar, se fue sin pagar", explicó María José Gómez, recepcionista del hotel.

Las olas frente a la costa de Castro Urdiales llegaron hasta los 11 metros de altura y provocaron numerosos daños en el paseo marítimo, los hoteles, calles y centros comerciales de la zona costera. El agua del mar arrancó 120 metros de barandilla del Paseo Lolín y provocó el hundimiento de numerosas embarcaciones en el puerto.

En el País Vasco, una de las comunidades más castigadas por el temporal, los daños más espectaculares se produjeron en San Sebastián: el agua arrancó de cuajo parte de la emblemática barandilla del paseo de La Concha y causó graves inundaciones y destrozos en comercios, bares, viviendas, coches, embarcaciones e instalaciones deportivas.

A la bravura del mar se sumó la borrasca atlántica que originó vientos huracanados de 100 kilómetros por hora, que llegaron a alcanzar rachas de hasta 120 al llegar a la costa vasca.

La boya de aguas profundas que registra la intensidad del oleaje a 20 millas mar adentro a la altura de Bilbao, detectó, a partir de las dos de la madrugada, olas de 11 metros de media y que llegaban a alcanzar picos de 12,5 metros. Un oleaje idéntico se produjo el 10 de diciembre pasado, pero no llegó a romper los muros de costa, aunque ahora se ve que se han ido debilitando y deteriorando.

El agua y la arena se colaron hasta la Parte Vieja de San Sebastián y los paseos que circundan las playas. La fuerza del mar abrió un enorme y profundo socavón en el Paseo Nuevo. Su reparación sólo será posible "a medio plazo, nunca inmediata", informó el alcalde de la ciudad, Odón Elorza.

Además, hubo importantes daños en puertos de Bermeo, Ondarroa, Zumaia, Getaria y Orio con rompeolas destrozados, embarcaciones hundidas y carreteras cortadas.

En Galicia, el temporal comenzó a remitir ayer, pero siguió provocando destrozos y heridos. Un hombre de 33 años fue arrollado hacia las ocho de la mañana por un golpe de mar en las rocas de Punta Herminia (A Coruña) y sufrió un traumatismo cranoencefálico.

En el dique de Cedeira, también en A Coruña, las olas abrieron en el espigón exterior del muelle una brecha de 35 metros de largo, en la que, según relató el patrón de la cofradía, Agustín Pérez, "cabe un brazo". "Yo nunca había visto tanto mar", aseguró el marinero.

En Miño, las olas arrancaron una pasarela de madera de 30 metros en la playa de Lago y en Coristanco, el viento derribó una valla en la carretera provincial CP-2904. Las fuertes rachas de viento en el litoral y el estado del mar obligaron a mantener amarrada a puerto la flota de bajura y de arrastre. La situación mejoró respecto al lunes, "pero no hasta el punto de poder salir a faenar", reconocieron varios armadores de Lugo.

En Asturias, varios municipios costeros sufrieron también daños materiales a consecuencia del temporal de viento y del fuerte oleaje, con olas de hasta ocho metros de altura. En Luarca, un golpe de mar fracturó un rompeolas, atravesó el muelle y causó importantes daños en una estatua en memoria del premio Nobel Severo Ochoa, nacido en esa localidad. En Ribadesella, la fuerza del mar llegó a arrancar varios bancos de cemento.

El temporal empieza a remitir hoy pero se activa el nivel amarillo por riesgo de aludes en el Pirineo, debido al aumento de temperaturas, según explicó el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología, Angel Rivera, informa Europa Press.

Información elaborada por Genoveva Gastaminza, Natalia Junquera, Y. Montero, Sonia Vizoso y Javier Cuartas.

El fuerte oleaje llegó a ocultar en algunos momentos casi todo el faro de la isla de Mouro, en la bocana del puerto de Santander.
El fuerte oleaje llegó a ocultar en algunos momentos casi todo el faro de la isla de Mouro, en la bocana del puerto de Santander.EFE

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