El proceso terminal de ETA mueve el tablero político del País Vasco
Gobiernos y partidos toman posiciones, mirándose de reojo
La decisión de la izquierda abertzale -el antiguo brazo político de ETA- de poner punto final a la violencia ha acelerado el proceso terminal de la banda y, en consecuencia, ha movido el tablero político, sobre todo en Euskadi, en una clara toma de posiciones. El parón de los atentados, oficializado por ETA el 5 de septiembre, pese al escepticismo inicial ha agilizado esos movimientos, con acuerdos políticos incluidos, en los que todos se miran de reojo.
Aralar ha suscrito en Gernika un pacto con la izquierda abertzale y con Eusko Alkartasuna (EA) en el que ha exigido a ETA el cese definitivo de las armas y al Gobierno, el acercamiento de presos. El líder del PNV, Iñigo Urkullu, ha acordado con Zapatero exigir a ETA una certificación del cese definitivo antes de que el Gobierno central se comprometa. El Ejecutivo vasco admite la importancia del compromiso de la izquierda abertzale contra la violencia y su voluntad de generosidad cuando la banda abandone las armas. Finalmente, ETA practica el mayor inmovilismo al no cumplir las exigencias de todos para que su parón sea definitivo.
- ETA y los mediadores internacionales. La pelota está en este momento en el tejado de ETA. Los mediadores internacionales, convocados por el abogado sudafricano Brian Currin, asesor de la izquierda independentista, apretaron este fin de semana a ETA las tuercas al exigirle, de una vez por todas, el cese unilateral, permanente y verificable de su violencia. Hace dos semanas, la banda les respondió a su misma reclamación de marzo que lo analizaría en una reunión con ellos. Pero los mediadores, en lo que suena a un emplazamiento definitivo, condicionan esa reunión con ETA a una declaración previa de alto el fuego permanente y verificable.
- Izquierda abertzale y acuerdo de Gernika. El pasado sábado, la izquierda abertzale, EA, Aralar y Alternatiba -escisión de IU en Euskadi- suscribieron un acuerdo en el que pedían a ETA el cese definitivo de las armas y al Gobierno que acercara presos etarras a Euskadi, como antesala a una futura amnistía.
El acuerdo tiene importancia histórica dado que todos los partidos nacionalistas, situados a la izquierda del PNV, incluido el antiguo brazo político de ETA, exijan a la banda el fin del terrorismo. Y redobla, a su vez, la exigencia de los mediadores internacionales sobre ETA, con el acoso de su antigua base política
Pero el pacto tiene también un componente político-electoral. Aralar irrumpió en el acuerdo de Gernika ante la expectativa de captar votos en el caladero de la izquierda abertzale en el caso de que el antiguo brazo político de ETA no pueda comparecer en las elecciones municipales de mayo de 2011 por no haber logrado, para entonces, el cese definitivo de la violencia etarra. Lo mismo sucede con EA, que en junio ya suscribió con la izquierda independentista un acuerdo soberanista.
- El PNV y Zapatero. La dirección del PNV mantiene una posición más cercana al Gobierno de Zapatero, en la exigencia a ETA del cese incondicional y no como los nacionalistas situados a su izquierda, que también exigen condiciones al Ejecutivo central como, por ejemplo el acercamiento de presos y una futura amnistía. Su líder, Iñigo Urkullu, y el presidente Zapatero han decidido coordinar sus políticas ante el fin de ETA para estar juntos en la foto final. Les beneficia a ambos.
Pero el PNV también ha abierto la espita de buscar votos en la izquierda nacionalista con su presencia en la manifestación de ayer. Y, sobre todo, con la propuesta, el mismo día, de Joseba Egibar, su líder en Guipúzcoa, donde la izquierda abertzale es más influyente, en pro de la legalización de Batasuna y la creación de un frente nacionalista.
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