El martirio por la 'yihad' se estrena en Europa
El recurso a la inmolación supone una peligrosa escalada en la amenaza del terrorismo
La inmolación de tres terroristas del 11-M en el piso de Leganés en el que habían sido cercados por la policía supone un nuevo elemento desconcertante y peligroso en la batalla desigual que mantienen las fuerzas de seguridad del Estado con las células durmientes de Al Qaeda en Europa. Los suicidas que ayer se inmolaron mientras gritaban y recitaban versos del Corán han puesto a España a la cabeza de un siniestro récord: conseguir perpetrar un terrible atentado en un país de la Unión Europea y estrenar el método suicida exportado desde hace años a varios contientes, pero hasta ayer todavía virgen en Europa.
España es el primer país europeo en el que los denominados combatientes de la yihad se quitan la vida abrazados a sus explosivos. Nizar Trabelsi, el terrorista tunecino juzgado y condenado el pasado año en Bruselas, planeó inmolarse con un chaleco de dinamita en el interior de la embajada de EE UU en París, pero fue detenido a tiempo.
No hay precedentes en los numerosos intentos de atentados que la siniestra red de Al Qaeda ha proyectado perpetrar en Europa en el que los terroristas se inmolaran con sus explosivos. Cuando en el otoño de 2000 cayó el comando Meliani en Francfort (Alemania), los detenidos guardaban una importante cantidad de armas y de dinamita, pero ninguno de ellos se quitó la vida antes de ser esposado. Igual ocurrió en Italia.
La última inmolación de militantes de Al Qaeda en un atentado tuvo lugar en Casablanca (Marruecos) el pasado mes de mayo. Trece suicidas se inmolaron en varios objetivos, entre ellos la Casa de España. Murieron 45 personas, entre ellas varios españoles.
El terrible suceso protagonizado ayer en Madrid por los terroristas de Al Qaeda demuestra hasta donde son capaces de llegar los durmientes en su campaña de terror. Una batalla que, según señalan los expertos consultados, continuará con nuevos objetivos y acciones terroristas en España y fuera de este país. Los autores del 11-M no son sólo fánaticos dispuestos a matar. Son profesionales del terror capaces de morir matando antes de ser capturados.
La inmolación de los terroristas en Leganés puede generar un efecto de contagio entre otros miembros de las células durmientes residentes en España o en países del Magreb que sigan el ejemplo de sus "mártires" españoles. Un factor de preocupación que ayer se extendió por los despachos de los servicios de inteligencia y con el que hasta ahora no se contaba.
Entre el 11-S y el 11-M había muchas similitudes: cuatro aviones y cuatro trenes, el día elegido para la matanza y el efecto apocalíptico e indiscriminado de ambos atentados. Sólo faltaba el martirio de sus autores que llegó ayer en el piso en el que se habían refugiado los carniceros del 11-M. Los mismos que el día anterior intentaron volar el AVE Madrid-Sevilla a su paso por Toledo. No se suicidaron en la estación de Atocha porque querían seguir matando.
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