El 'marianismo' reta a Costa a dar el paso
- El ex ministro mantiene la incógnita mientras el líder no dé a conocer su equipo - El entorno de Rajoy cree que el aspirante puede reunir avales, pero no 35 dirigentes
Sólo unos metros separaban ayer, en el patio del Congreso de los Diputados, dos corrillos de diputados que se miraban de reojo. En uno estaba Mariano Rajoy con todo su equipo, el poder actual del PP. En otro, Juan Costa, perseguido por los periodistas y rodeado de algunos diputados veteranos y compañeros de Castellón. Rajoy y Costa, el único que parece dispuesto a presentar una candidatura alternativa, no se saludaron en ningún momento mientras todos los diputados observaban sus movimientos para tratar de responder a la gran pregunta: ¿habrá candidatura alternativa?
Santamaría: "Quien tenga un proyecto tiene la oportunidad de presentarlo"
El entorno del líder cree que es mejor un adversario que enfrentarse "al aire"
La distancia personal entre ambos dirigentes parece profunda, después de la intensa colaboración que mantuvieron antes de las elecciones, cuando el ex ministro era coordinador del programa electoral. De hecho, una de las críticas que más le lanzan a Rajoy en el plano personal es la dificultad que ha tenido siempre para hacer equipos, para tener un grupo amplio de incondicionales que le siguen durante toda su carrera. En este sentido, es paradigmático el caso de Gabriel Elorriaga.
Pese a la dureza del Comité Ejecutivo del lunes -en el que el propio Costa llegó a decir que hay "una crisis de ilusión" en el PP y que Rajoy no es el candidato ilusionante e integrador que necesita el partido-, el entorno del líder asegura que él está satisfecho porque cree que cada día es más evidente que cuenta con la mayoría. Hasta el punto de que destacados marianistas pusieron ayer en marcha una auténtica estrategia para animar -y casi presionar- a Costa para que se presente, una línea ya seguida por la mayoría de los dirigentes favorables a Rajoy que hablaron el lunes.
Fuentes cercanas al líder creen que sería mucho mejor enfrentarse a un candidato que "al aire", como dice Rajoy, y arriesgarse a un importante voto en blanco que deterioraría aún más la imagen del líder.
Fue muy clara la portavoz parlamentaria y mano derecha del líder, Soraya Sáenz de Santamaría Soraya: "El congreso está abierto y cualquiera que tenga un proyecto tiene la oportunidad de presentarlo". Aun más lejos fue Alberto Núñez Feijóo, líder del PP gallego y hombre próximo Mariano Rajoy, quien directamente animó a Juan Costa y a cualquier otro compañero crítico con la dirección a presentar sus candidaturas porque así legitimarían sus críticas. El presidente del PP de Canarias, José Manuel Soria, otro fiel a Rajoy, también animó a Costa a presentarse porque "sería bueno" para los intereses generales del partido.
Mientras, el ex ministro mantiene la incógnita aunque cada vez parece más claro que tiene muchas ganas de dar el paso. Hasta ahora había sido esquivo a las cámaras. Ayer, a la entrada del Congreso, repitió algunas de las ideas que había expresado el lunes: "Mantengo que España y el PP necesitan una alternativa nueva, que genere ilusión, que genere el compromiso, el convencimiento y la integración de todos nuestros militantes y de todos nuestros votantes, donde quepan todos y que al mismo tiempo sea una alternativa claramente ganadora". Sin desvelar cuál es la decisión final, el ex ministro y mano derecha de Rodrigo Rato insistió en que si finalmente se presenta lo hará "con mucha ilusión y con mucha responsabilidad" y comunicando previamente la decisión a Rajoy, la misma fórmula que ya utilizó Esperanza Aguirre cuando amagó con presentarse hace dos meses.
Consultados ayer dos decenas de diputados, entre ellos varios miembros del equipo de Rajoy, la división de opiniones es bastante evidente. Nadie sabe bien qué hará finalmente el ex ministro, y la mayoría coincide en que la realidad del PP cambia cada día y todo depende de lo que suceda en estas tres semanas, algo totalmente imprevisible. Lo que sí tiene claro el entorno del líder es que el problema de Costa no está en los avales, algo no tan difícil de lograr y menos con el ambiente de división y desconfianza en el líder que se ha instalado en el PP. El problema del ex ministro está en lograr formar un grupo de 35 nombres de peso, los que deben acompañar su candidatura como sus personas de confianza para el Comité Ejecutivo. Cualquiera de esas 35 personas se juega su carrera política al enfrentarse a la dirección, y no todas tienen la libertad de Costa, una persona con ofertas millonarias encima de la mesa que ha demostrado que puede saltar en cualquier momento a la empresa privada con un sueldo notable -cobraba un millón de euros anuales en Ernst&Young-.
Es ahí, insisten, donde está el problema real de la candidatura alternativa: en lograr un grupo de notables que representen a todos los sectores del partido y a los distintos poderes territoriales. Costa cuenta con un problema añadido. Al contrario que Aguirre, que le podría prestar su apoyo, él no controla un territorio desde el que poder dar el salto. En Castellón, su tierra, el todopoderoso Carlos Fabra ya ha dicho que apoya a Rajoy.
Mientras, personas que han hablado con Costa señalan que él ya tiene la decisión tomada -el sí o el no- aunque quiere ver cómo se desarrollan algunos acontecimientos. Pero el diputado insiste a sus amigos en que no tiene por qué desvelar sus cartas antes de tiempo, cuando Rajoy ha anunciado, en un gesto criticado por la mayoría, que sólo dará a conocer su equipo un día antes del congreso. Si el líder sólo da a conocer su equipo el último día, ¿por qué no puede presentarse la alternativa en el propio congreso?, se preguntan personas cercanas a Costa. La pregunta tiene otra lógica: algunos compromisarios pueden estar esperando a ver el equipo de Rajoy para decidir si dan el salto y se apuntan a la alternativa.
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