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La izquierda 'abertzale' admite que los cambios sociales dañan su estrategia

Un documento interno señala que "sólo el diálogo" puede resolver "el conflicto"

Luis R. Aizpeolea

La izquierda abertzale ha llegado a la conclusión de que los cambios sociales que se están produciendo en Euskadi perjudican su estrategia. Así lo admite en un documento interno al que ha tenido acceso EL PAÍS. El texto, redactado tras las elecciones del pasado 1 de marzo y titulado Línea política de futuro y valoración de las elecciones de la CAV, dedica un capítulo a los pasivos políticos. En él subraya, con grandes dosis de preocupación, que hay "variables estructurales" que "evolucionan rápidamente cambiando las características de los ciudadanos vascos". Cita cambios sociales que están teniendo lugar en Euskadi y que dañan su estrategia: "La demografía, valores y consumo, la desideologización, cambio de comportamiento de la juventud, tipos y modelos de militancia y posiciones ante la lucha armada por encima de su legitimidad".

Además, la llegada de los socialistas a Ajuria Enea coincide con la mayor encrucijada en la izquierda abertzale. Ésta pretende recuperar su presencia institucional, pero el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ya le ha aclarado que para lograrlo sólo tiene dos vías: o convencer a ETA de que cese la violencia o desvincularse de la banda terrorista. Lo primero lo tiene muy complicado, porque el aparato militar de ETA está muy enrocado y, pese a su debilidad, persiste en continuar con el terrorismo. La alternativa, su desvinculación de la banda, es muy complicada y precisa tiempo. Mientras, sigue acumulando contratiempos, como su eliminación de la carrera electoral europea.

Sensible a esta situación, el documento, que consta de 12 folios y no cita a ETA ni una sola vez, apuesta por una salida dialogada, al margen de la violencia. "Creemos que el conflicto político puede solucionarse sólo por medio del diálogo y la negociación", afirma. El texto aborda otros asuntos.

- La victoria del unionismo. Admite que el unionismo -los no nacionalistas- ha fortalecido su posición y se ha apropiado de la iniciativa política, con la gestión institucional en Navarra y Vitoria. Eso supone que "el unionismo ha recuperado el control de la situación política surgida de la fase iniciada con el Pacto de Lizarra". Esto es, que los Gobiernos vasco, del PSE, y navarro, de UPN, han terminado con la etapa de predominio del soberanismo vasco. "Ibarretxe ha ganado las elecciones, pero al igual que ocurrió con su plan y su consulta, el Estado seguirá imponiendo sus tesis y oposición, usando en este caso la Ley de Partidos", asegura. En ese contexto, constata que "las fuerzas a favor del cambio político [la izquierda abertzale] han salido coyunturalmente debilitadas".

- La campaña de la izquierda abertzale.

El texto admite las dificultades en que les ha colocado el Estado de derecho. "Nos han puesto más difícil que nunca la elaboración de la campaña porque los costes y las condiciones no han sido moco de pavo. El miedo se ha extendido de forma llamativa y así nuestra actividad se ha reducido a mínimos".

- El miedo a Aralar. Reconoce la huida de voto, tras el 1-M, a otras formaciones, como Aralar. "Normalmente, en las elecciones vascas nos hemos solido mover entre los 145.000 y 170.000 votos. En esta ocasión [la candidatura], D3M ha conseguido 100.000, ya que, según nuestros cálculos, algo más de 40.000 han ido a la abstención y entre 10.000 y 15.000 han ido a parar a Aralar e Ibarretxe". El texto advierte de que "la nueva ubicación de Aralar exige celeridad de adecuación de la estrategia de la izquierda abertzale". Y avisa del "peligro de que se intensifique la desmovilización, manteniéndose la normalización de la situación".

- La importancia de la participación electoral. El documento reafirma el papel clave que juega la participación institucional en su estrategia. "Al igual que en las elecciones de hasta ahora y siguiendo la importancia que toma nuestra estrategia en la lucha institucional hemos intentado conseguir una representación legal. Hemos hecho todo lo que de nosotros dependía a sabiendas de que el Estado ya tenía tomada su decisión política". El texto se reafirma en que la izquierda abertzale hizo bien al apostar por el voto nulo el 1-M, que le sirvió para contar sus fuerzas, y no por la fórmula de la abstención, a la que ha recurrido cuando se le ha prohibido la participación electoral.

- Marginar al PNV. La izquierda abertzale apuesta por el soberanismo, pero para alcanzarlo no cuenta con el PNV, al que considera autonomista, una vez que Ibarretxe ha perdido el poder. "[El PNV] mantuvo a Ibarretxe como candidato por conveniencia, pero no han quedado en los discursos ni en las ofertas políticas restos algunos de soberanismo". Cree que tras perder el PNV Ajuria Enea se abrirá una crisis en ese partido. Y muestra su intención de presentarse como alternativa: "En el escenario abertzale tenemos un sector muy importante que quiere sustituir al PNV".

- Los desafíos. La izquierda abertzale apuesta por liderar el movimiento independentista, incluidas las bases soberanistas del PNV. Su meta es abrir una negociación con los socialistas. "La izquierda abertzale reivindica el valor y la actualidad de la Declaración de Anoeta [la que pidió el proceso de diálogo de 2006]. Sinceramente creemos que el conflicto político puede solucionarse sólo por medio del diálogo y la negociación y que, de ese modo, podrán conseguirse soluciones integrales, entre otras, las que hagan posible la libertad de todos los presos políticos vascos".

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