¿Se harán un ERE los políticos?
Un joven de Elche ha alegado objeción de conciencia para no formar parte de una mesa electoral el próximo domingo. Dice que no vivimos en un Estado democrático y tal y tal, según informa la tele valenciana.
Lo de objetar casi siempre funciona: a la mili, a vender la píldora, a hacer abortos, a trabajar los sábados... Las hay más peculiares: en un coro operístico había (quizás aún sigue ahí) un cantante al que su nueva religión le prohibía cantar. Él salía al escenario y movía la boca, pero sin emitir sonido alguno. Al parecer su nueva religión tenía un vacío en el tema de cobrar a final de mes.
Ignacio Prendes, cabeza de cartel de UPyD por Asturias, no llega al extremo del militante del Grupo Antimilitarista Tortuga de renegar de la cosa, pero ha dicho en TeleAsturias que si su partido gobierna eliminará "al menos", el 80% de los organismos públicos que dependen de las distintas Administraciones. No asusta que pretenda eliminar ese porcentaje -pues no va a gobernar-, sino que 5.000 organismos públicos anden pululando por España. "Podría suponer un ahorro de 24.000 millones de euros", añade Prendes.
En esa autonomía tienen dos temas propios de agitación de campaña: los recortes en la televisión regional y en el centro cultural Niemeyer de Avilés, que va a empezar a cerrar de lunes a miércoles. Desde que llegó Álvarez Cascos al poder (abril) se acabó el pastel. Ha dejado de pagar, pero no se engañen, no es por un tema de adelgazamiento de la Administración, es porque paga y no manda en los respectivos consejos. En cuanto mande abrirá el grifo.
Las pretensiones de Rubalcaba respecto al adelgazamiento de las estructuras públicas se concentran en la eliminación de las Diputaciones, porque se duplican funciones. "Nos ahorraríamos 1.000 millones de euros y 1.000 cargos políticos", dice el socialista.
Con el viento de popa, Mariano Rajoy puntualiza que "reformará" las Diputaciones, pero que no las eliminará "porque sirven para ayudar a pueblecitos que de otra manera no tendrían servicios".
Como se aprecia, las ganas de recortes en cargos políticos son inversamente proporcionales a lo cerca que un partido huela cacho. Aun así, el debate del adelgazamiento de la Administración Pública es lo más parecido a un haraquiri de la clase política, tras haber ejecutado los recortes en la sanidad y educación de los españoles. ¿Se harán los políticos su propio ERE político? Diez a uno a que no.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.