"Nunca habría dirigido un diario a la orden de ETA"
El ex director de 'Egunkaria' niega en el juicio cualquier vínculo con la banda
Martxelo Otamendi, último director del diario Euskaldunon Egunkaria, el único que se editaba en euskera y que fue cerrado por el juez Juan del Olmo en febrero de 2003 por considerarlo un instrumento de ETA, aseguró ayer en el juicio que se celebra en la Audiencia Nacional que "nunca habría aceptado dirigir un periódico a las órdenes de ETA". Otamendi, que en la actualidad dirige Berria [Nuevo], el rotativo que ha sustituido al clausurado, rechazó que su nombramiento como director hubiera estado influido por la banda y aseguró que nunca ha tenido vínculo con ETA o KAS.
Otamendi es uno de los cinco directivos de Egunkaria para los que la asociación Dignidad y Justicia y la Asociación de Víctimas del Terrorismo pide entre 12 y 15 años de prisión por integración en ETA. Todos ellos negaron ayer que la organización terrorista tuviera el control del diario, capacidad para nombrar a sus dirigentes o hubiera intervenido en su gestación y desarrollo.
La fiscalía retiró la acusación, pero la mantienen la AVT y Dignidad y Justicia
Es un juicio en el que la fiscalía, que había iniciado el proceso con una querella presentada por Eduardo Fungairiño, tras años de investigaciones, acabó retirando toda acusación y solicitando el archivo del caso. El fiscal Miguel Ángel Carballo señaló en su informe de 2006 que no existe ni un sólo documento que sea posterior a 1993 que acredite relación entre Egunkaria y ETA, y en los 13 años de su publicación no se encontró una sola noticia o artículo destinado a aglutinar a la población en torno a ETA. Carballo acababa preguntándose: si Egunkaria no es instrumento de financiación o de blanqueo de fondos provenientes del terrorismo, ni el periódico da un apoyo expreso o tácito a ETA, ni se fomenta ni se legitima la violencia ¿de qué le sirvió a los fines de ETA la actividad del diario?
Ayer, los ex directivos Iñaki Uria, Xabier Oleaga y Martxelo Otamendi explicaron pormenorizadamente la vocación de defensa del euskera del periódico y que por ello necesitaban que fuera de calidad, amplio, moderno, plural, aglutinador, independiente de las instituciones pero con ayudas públicas y no supeditado a otros medios de comunicación. Esas directrices eran marcadas por el consejo de administración, pero nunca por ETA, defendió.
Uria, Oleaga y Otamendi dijeron haber sido objeto de torturas o malos tratos tras su detención. Otamendi explicó que los guardias civiles intentaron que revelase detalles de tres entrevistas que tuvo con miembros de la dirección de ETA y que publicó en el diario, aunque él se acogió al secreto profesional, porque las entrevistas eran de interés público como reconoció, según él, el juez Garzón cuando le llamó a declarar en relación con esos encuentros.
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