La guerra de Irak atraca en Tarragona
La escala en el puerto de un navío de guerra estadounidense que participó en el conflicto reaviva las protestas pacifistas
La guerra de Irak, la de las manifestaciones masivas a lo largo de España en contra del apoyo que el Gobierno central de José María Aznar (PP) brindó al conflicto bélico, ha vuelto a atracar en el puerto de Tarragona reavivando las mismas quejas que alentaron aquellas protestas. El buque de guerra estadounidense Mount Whitney, con 160 marines a bordo, 195 metros de eslora e insignia de la VI flota norteamericana destinada hasta ahora a las aguas marítimas de Irak, amarró ayer en el muelle tarraconense una escala que durará hasta el próximo sábado. Se trata del primer barco de guerra que hace escala en España desde que la Casa Blanca anunció la retirada de sus tropas del país centroasiático el pasado 31 de agosto. Y su presencia ha despertado reivindicaciones de entidades pacifistas con evidente resabio a las multitudinarias protestas de 2001.
"Tarragona es una ciudad que aboga por la paz y recibir un barco llegado de Irak, donde ha participado en un conflicto que ha generado miles de muertes, no tiene sentido", ha denunciado la Coordinadora Tarragona Patrimoni per la Pau, entidad que engloba distintas organizaciones pacifistas de la provincia. Los miembros de esta plataforma han anunciado actos de protesta y el reparto de octavillas en contra del navío militar estadounidense por distintos puntos de la ciudad, entre ellos el mismo muelle donde está amarrado el buque de guerra. "Es lamentable porque la ciudad da apoyo a un barco que participó en una guerra de agresión ampliamente rechazada por la población", ha añadido un portavoz de ICV, formación que apoya las protestas anunciadas por la Coordinadora. "Se incumple el acuerdo municipal de no dar apoyo a cualquier infraestructura bélica relacionada con Irak", ha recordado la formación.
Tarragona, escala militar
La presencia del buque de guerra cala sobre mojado en Tarragona. La escala de barcos militares estadounidenses vinculados con la guerra de Irak fue una tónica habitual en el muelle de la ciudad hasta 2004. La llegada masiva de marines al centro urbano, que llegaron a desembarcar en tandas de hasta 5.000 soldados, se mezcló con el descontento social por el apoyo bélico y provocó serios disturbios en locales nocturnos próximos al puerto, donde los soldados eran mal recibidos por distintos grupos próximos a entidades pacifistas.
Tras algún amago de enfrentamiento, el Ayuntamiento aprobó en 2004 una moción por la que se declaraba a Tarragona ciudad contra la guerra y el puerto dejó de acoger navíos militares. El antibelicismo municipal se concretó en 2005 con la adhesión del Consistorio a la red Mayors for peace, organización internacional que agrupa a ciudades comprometidas con la promoción de la paz. "Tarragona se sitúa en el bando de la paz y recibir barcos de guerra supone apoyar un conflicto bélico. Exigimos que el Ayuntamiento rechace expresamente este tipo de actividades", ha exigido un portavoz de la Coordinadora, que confía en movilizarse hasta el sábado como en el periodo de 2001.
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