Una casa con sorpresa
Un hombre encuentra el cadáver semimomificado de la anterior propietaria en la casa que acababa de adquirir en una subasta
Una sorpresa macabra, digna de película de terror es la que le esperaba a Jordi Giró, un vecino de la localidad costera de Roses (Girona) que se encontró el sábado pasado con un cadáver sentado en un sofá en el interior del piso que acababa de adquirir en una subasta pública.
Los restos humanos hallados, semimomificados por la acción del aire salado del mar, próximo a la vivienda, pertenecen a la anterior propietaria de la casa, cuya identidad los Mossos d'Esquadra no facilitaron ayer. Se sabe solamente que se llamaba María Luisa. Se trata de una mujer que vivía sola, y en la actualidad tendría unos 60 años. De acuerdo con los primeros indicios forenses, la mujer falleció hace seis años de muerte natural y en el piso los investigadores no hallaron ninguna señal que apuntase al uso de la fuerza o la violencia.
Hasta el sábado, nadie había reclamado ni echado en falta a la mujer, de nacionalidad española y cuya identidad completa se está investigando, aunque fuentes de la policía autonómica avanzaron ayer que tiene parientes en Madrid. En concreto, antes de su desaparición, la mujer solía pasar largas temporadas en esa ciudad junto a su madre. Según fuentes de la investigación, la mujer no tenía familiares en Cataluña y la familia era de origen andaluz.
La mujer había trabajado como dependienta en una panadería y en el servicio de habitaciones de hoteles de la zona, según los vecinos. Su último trabajo, antes de su desaparición, había sido el de cuidar ancianos. Asimismo, los vecinos añadieron que no gozaba de buena salud.
El piso, situado en la calle Guilleries de la urbanización Mas Matas de Roses, fue a subasta pública después de que la propietaria dejara de pagar las cuotas de la hipoteca a una entidad bancaria en 2001. Desde esa época nunca más se volvió a saber nada de María Luisa.
Durante los seis años transcurridos desde su muerte, sorprende que nadie se extrañara de la ausencia de la mujer. Aunque al tratarse de una zona de segundas residencias y que cobra vida solamente en la temporada turística veraniega, la relación del vecindario no es tan estrecha como puede serlo en el caso de personas que viven en el centro de la población, explicó el alcalde de Roses, el convergente Carles Pàramo.
Los Mossos d'Esquadra tampoco tienen constancia de que, en su momento, se alertara a la policía sobre la aparición de malos olores en el inmueble, como sucede en otros casos de cadáveres hallados en el interior de una vivienda. Pero, lo realmente chocante es que la casa saliera a subasta sin que nadie de la entidad bancaria acreedora de la fallecida acudiera a tasarla antes ni a verificar su estado de conservación, según informan los agentes de la policía autonómica.
Se da la circunstancia de que el bloque al que pertenece el piso subastado había sufrido un incendio hace pocos días, lo que obligó a desalojar todo el inmueble. Precisamente ese siniestro fue el que motivó el hallazgo del cadáver, ya que el actual propietario del piso se dirigió al edificio para comprobar si el fuego había podido causar daños en su nueva vivienda.
Los Mossos d'Esquadra han iniciado las gestiones para localizar a los familiares de la mujer que, según fuentes policiales, podrían residir en la localidad madrileña de Móstoles. Paralelamente, el juzgado también está investigando el caso, para certificar la identidad exacta de la víctima y comprobar si algún familiar o amigo había llegado a denunciar la desaparición de la mujer en su momento.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.