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Los escándalos que afectan al PP

La acusación de escuchas ilegales al PP encalla en el Congreso

Los grupos descalifican en la Diputación Permanente las "mentiras y delirios"

El Congreso desarmó ayer la teoría de la persecución al PP que alienta Mariano Rajoy. La acusación de escuchas ilegales a sus dirigentes se desmoronó. La portavoz del partido, Soraya Sáenz de Santamaría, ni siquiera la mantuvo en la Diputación Permanente en la que habló de una supuesta conspiración contra el PP. Todos los demás partidos arremetieron con dureza contra los populares por acusar sin pruebas y por pretender tapar sus casos de corrupción con "mentiras, insidias y delirios".

La secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, hizo en una playa de Marbella esa grave imputación al Gobierno y su partido forzó la convocatoria de una Diputación Permanente. Pero, a la hora de la verdad, fue desautorizada ayer por Saénz de Santamaría, que ni lo mencionó en el Congreso. El PP tampoco acude al juzgado porque no tiene pruebas.

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Sáenz de Santamaría quiso situarse ayer en el día anterior a las declaraciones en la playa de la número dos de su partido y se quedó en la "persecución" de la fiscalía y de la policía a los cargos del PP acusados de corrupción. Pero no dijo ni una palabra de las supuestas escuchas. Y no porque escatimara dureza en su intervención, porque habló de "uso ilegítimo e inmoral" de las instituciones para acabar con su partido; de "acoso a la oposición"; de "abuso de poder"; de filtración de sumarios y de mostrar a sus cargos detenidos y esposados para que cumplan la "pena de telediario". Pero omitió la imputación que hizo la número dos de su partido.

"Al Gobierno le preocupa más acabar con el PP que tratar de acabar con el desempleo", dijo Sáenz de Santamaría. Detalló que de las 53 actuaciones abiertas contra cargos de su partido en los últimos tiempos, 49 han sido ya archivadas, mientras que de los 61 casos en los que están involucrados miembros del PSOE, en 37 continúan todavía las actuaciones. "Eso sí, sin esposas, sin filtraciones, sin medios de comunicación", añadió. Para los del PP, el modus operandi, según Sáenz de Santamaría, es: "Se detiene, se esposa y se exhibe a los imputados en prime time, ante los medios de comunicación previamente convocados, y se les retiene hasta el límite constitucional de las 72 horas". Pero ya no acusó al Gobierno del delito de escuchas ilegales a dirigentes del PP.

Con esos datos, el principal partido de la oposición decidirá la próxima semana si acude al Parlamento Europeo para forzar una resolución en contra del Gobierno coincidiendo con la presidencia española de la UE. El informe no incluirá las supuestas escuchas que Dolores de Cospedal denunció en una playa. Como era de prever, a los populares no les apoyó ayer ningún otro grupo en el Congreso y sólo escucharon una interminable catarata de reproches por utilizar las denuncias como cortinas de humo para tapar los casos de corrupción y por no aportar ni el más mínimo indicio para sostener sus acusaciones. Nadie votó con el PP y fueron rechazadas las comparecencias de la vicepresidenta primera, el ministro del Interior y el Fiscal General del Estado.

La réplica principal a Sáenz de Santamaría la dio el portavoz del PSOE, José Antonio Alonso, para quien el PP hace un "discurso demoledor contra el Estado de derecho". "Son un conjunto de inventos, insidias y mentiras y esgrimen esta sarta de barbaridades con el fin de buscar un territorio de impunidad para los miembros del PP que sí están acusados con indicios serios" y para "tratar de que se hable de una falsedad, la persecución, para que no se hable de un hecho objetivo, las investigaciones judiciales", le dijo Alonso al PP.

Los populares pretendían hacer aún más ruidoso el debate sobre la supuesta conspiración contra su partido. Tenían prevista la intervención de los diputados Federico Trillo y Arturo García-Tizón para remachar las acusaciones de persecución, pero el presidente del Congreso, José Bono, de acuerdo con todos los demás portavoces, acumuló las tres intervenciones en una sola.

Sáenz de Santamaría protestó infructuosamente y defendió en solitario la posición de su partido, pero sin incluir la denuncia de espionaje. Para el PP, fue una maniobra de la Presidencia para silenciarles.

Bono, primero por la derecha, y  Soraya Sáenz de Santamaría, tercera,  hablan con diputados del PP, ayer en el  Congreso.
Bono, primero por la derecha, y Soraya Sáenz de Santamaría, tercera, hablan con diputados del PP, ayer en el Congreso.LUIS SEVILLANO

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