Todo el mundo quiere el AVE
Teruel y Tomelloso se movilizan para conseguir que las líneas del tren de alta velocidad pasen por esas ciudades
Pancartas con el lema "Todos por el tren" cuelgan todavía de los balcones del ayuntamiento modernista y de las balaustradas de madera de la antigua Posada de los Portales, los dos edificios emblemáticos -junto a la Iglesia de la Asunción- de la Plaza de España de Tomelloso. Es una forma de mantener viva la protesta que reunió en esta misma plaza el 3 de diciembre pasado a cerca de 30.000 personas pidiendo a gritos la integración de esta localidad y Argamasilla de Alba en la línea del AVE Madrid-Jaén que empieza a construirse. La cifra de asistentes no es ninguna broma si se tiene en cuenta que Tomelloso, situada a 200 kilómetros de Madrid, en la llanura manchega, tiene poco más de 35.000 habitantes. "Es nuestra última oportunidad, nuestro último tren", explica José Manuel Ruiz, portavoz de la Plataforma Ciudadana de la Comarca de Tomelloso, que abandera la lucha.
Desde 2000, Teruel ha dejado de recibir casi 1.700 millones de la UE al no ser Objetivo 1
"El AVE no es un tranvía que para en todas partes", dice el alcalde de Alcázar
Y no es un tren cualquiera. El AVE es el nuevo objeto de deseo, la barita mágica que convierte los desiertos en urbanizaciones, las inmensas soledades en destinos turísticos. "Ya tenemos autovía, y eso está muy bien, pero el transporte por carretera tiene muchos problemas, de escasez de combustibles, de contaminación, el desarrollo futuro pasa por el ferrocarril", dice este profesor de Tecnología del instituto local.
Un razonamiento casi idéntico al que se hacen en Teruel Amado Goded y Miguel Fortea, portavoz y coordinador, respectivamente, de Teruel Existe, la plataforma ciudadana surgida hace siete años para romper el aislamiento histórico de esta provincia. No hay trenes que cubran los 300 kilómetros que separan Teruel de Madrid, y nunca los ha habido. Los que la conectan con Zaragoza o con Valencia tardan casi tres horas en el trayecto.
Así que el movimiento, apoyado en sus inicios por muchos socialistas, asumió el objetivo de que Teruel fuera incluida en el trazado del AVE Madrid-Valencia. "Necesitamos infraestructuras. Queremos que se nos incluya en los grandes ejes ferroviarios y de autovías", dice Goded. De lo contrario, advierte, será el final para esta provincia que ya presenta los índices más bajos, junto con Soria, de densidad de población (9,8 habitantes por kilómetro cuadrado).
La despoblación fue precisamente uno de los factores que impidieron la inclusión de Aragón (y Teruel) entre las regiones de Objetivo 1 de la UE, que han recibido una lluvia de millones.
"Según nuestros cálculos, entre 2000-2006, Teruel ha dejado de percibir casi de 1.700 millones de euros", dice Fortea, que luce una cabeza rapada. Cortarse el pelo ha sido la última iniciativa de protesta llevada a cabo por Teruel Existe, por lo que consideran una tomadura de pelo del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. "El presidente socialista vino aquí un par de veces cuando era candidato a La Moncloa, nos entrevistamos con él y se comprometió a estudiar lo del trazado del AVE. Luego, cuando ganó las elecciones nos recibió en Madrid, y nos prometió que haría lo posible porque Teruel superara décadas de abandono con un Plan especial. Le entregamos un documento con las principales reivindicaciones, y el Plan de Teruel que ha elaborado no recoge ninguna", explica Goded. Y eso incluye al AVE a Madrid.
Pero no todos en la ciudad comparten este juicio. La alcaldesa, Lucía Gómez, miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE, cree que hay que dejar de lado el "victimismo". "El corredor Cantábrico-Mediterráneo en el que se nos va a incluir es mucho mejor que la conexión con Madrid. Porque, además, podrá conectar luego con Cataluña. El presidente Zapatero está reequilibrando el Estado español. Es la primera vez que un eje de comunicación se plantea al margen de Madrid. Estaremos en el mar en poco más de una hora". Además, las inversiones en infraestructuras se han duplicado desde 2005, asegura. "En los últimos tres años hemos hecho 130 kilómetros de autovías de comunicación para Teruel y se está invirtiendo 240 millones de euros en la reconversión de la línea Teruel-Zaragoza, Teruel-Valencia, en Alta Velocidad", precisa Javier Velasco, consejero socialista de Obras Públicas del Gobierno de Aragón, turolense, y ex alcalde de Teruel.
Pero todo parece poco para una provincia históricamente postergada. Por eso, la promesa del candidato Zapatero de estudiar la incorporación de la provincia a la línea de alta velocidad sonó aquí a música celestial. Aquí y en Tomelloso, donde las fuerzas vivas conservan todavía los vídeos de las entrevistas en las que el líder socialista les prometió el AVE. "El presidente se comprometió a estudiar la fórmula para que tanto Teruel como Tomelloso pudieran integrarse en el trazado de Alta Velocidad. En el primer caso, el informe de viabilidad concluirá en 2007, y en el de Tomelloso, aún no se ha tomado una decisión", dice, escueto, un portavoz de Fomento.
José Fernando Sánchez Bódalo, alcalde de Alcázar de San Juan -a 30 kilómetros de Tomelloso-, que ya tiene asegurado ese AVE, cree en cambio que el caso está cerrado. Y parece que eso le tranquiliza. "El AVE no es un tranvía que para en todas partes". Para Sánchez Bódalo, el empecinamiento de Tomelloso tiene algo de caprichoso y de irritante. "No deberían paralizar por más tiempo el proyecto", dice en conversación telefónica.
Una hostilidad que afianza la idea entre los tomelloseros de que es Alcázar, uno de los históricos nudos ferroviarios de España, el que les cierra el paso. "Tomelloso ha crecido por el esfuerzo propio. Somos la tercera ciudad de Ciudad Real, después de la capital y de Puertollano, demográfica y económicamente. Alcázar se ha quedado atascado en los 26.000 habitantes", dice Alfredo López, animador sociocultural. "Aquí hay una empresa por cada doce vecinos, nadie nos ha ayudado. Tenemos industria del metal, de la construcción, y somos la verdadera capital del vino, con la mayor cooperativa de Europa. Creo que el tren no es un capricho. Lo necesitamos y nos lo merecemos". También Teruel se lo merece. Por eso unos y otros están dispuestos a dar la batalla del AVE.
Traje ancho, traje estrecho
Las malas comunicaciones han alejado artificialmente a Teruel de los centros neurálgicos de España. Y esa lejanía se traduce en aislamiento. Un día laborable de invierno, a la estación de autobuses de la ciudad llegan no más de una docena de viajeros. En la de Renfe, a los pies del magnífico Paseo del Óbalo, no se ve casi movimiento. La carretera nacional ofrece una imagen de envidiable soledad. Es cierto que las denominaciones de origen (Jamón de Teruel), y la belleza de la provincia, empezando por la de la capital, con su patrimonio mudéjar, han permitido el despegue del turismo. "Pero necesitamos muchas inversiones", dicen los portavoces de la plataforma Teruel Existe, quejosos de que las arcillas que se explotan en toda la provincia dan aquí para 200 puestos de trabajo, mientras en Castellón representan 20.000. Por no hablar de la producción de alabastro, bauxita y los caolines, exportados a Italia y a Valencia, que a esta tierra le aportan poco.
El caso de Tomelloso es casi opuesto. Esta localidad ha sido capaz de crear un pequeño emporio de riqueza prácticamente de la nada. "Estamos rompiendo las costuras del traje", dice muy gráficamente el alcalde, Carlos Cotillas, del PP. "Por razones de crecimiento económico y demográfico necesitamos el tren. El mercado de nuestras empresas está fuera, y necesitamos buenas comunicaciones". Eso mismo opina Julián Jurado, líder de los empresario locales. "¿Se imagina cuanta gente podría vivir aquí? Además, para que el hospital tenga altura, se necesita que los médicos tengan acceso al AVE", argumenta. Jurado, como otros empresarios locales piensa también en los tres campos de golf y los novecientos chalés proyectados ya en Argamasilla de Alba.
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