"La Policía nos dice que confiemos en ella, que lo están buscando"
Los amigos del estudiante californiano desaparecido el viernes no han recibido aún ninguna llamada con pistas sobre su paradero
"No come mucho, no duerme, está bajo mucha presión". Es el estado de ánimo del padre de Austin Taylor Bice, el estudiante de intercambio que desapareció el viernes por la noche en Madrid después de una fiesta, según la compañera de piso del joven. Salió de casa sin documentación y con dos móviles, su pista se pierde a la entrada de la discoteca La Riviera, en la avenida de la Virgen del Puerto. Los porteros de la discoteca no le dejaron entrar al local porque estaba "demasiado borracho", Bice se quedó esperando a la entrada con un amigo, el australiano Alexander Fleming, hasta que el joven, de 22 años, decidió marcharse.
Hasta el momento no han recibido ninguna llamada al número de contacto que aparece en los carteles que han pegado por todo Madrid. "No nos han dado ninguna pista, ni siquiera de bromistas", cuenta María por teléfono desde la sala La Riviera. María es una amiga de los compañeros de piso de Austin que también está colaborando en la difusión del suceso. Todas las noches llaman a la Policía. Durante las primeras 48 horas debían hacerlo para informar de que no hubiese vuelto a casa. Ahora continúan comunicándose con los agentes para colaborar en la investigación. "Nos dicen que confiemos en ellos, que lo están buscando", pero no les dan detalles sobre el caso, asegura la compañera de piso del estadounidense de 22 años desaparecido, Kiara Costa.
Costa está preocupada también por Bice padre, que aterrizó en Madrid ayer por la mañana. "Está en estado de shock", cuenta María, otra de las personas cercanas al joven que llegó a Madrid "apadrinado" por sus compañeros de piso. Conocía a una amiga de estos porque le había dado clases de español. "Era como el niño pequeño", apunta la chica. También era el menor de tres hermanos en su familia verdadera, de la que se despidió en San Diego (California) hace seis semanas para estudiar un cuatrimestre de Economía y Administración de Empresas en la universidad Carlos III. El joven estudiaba español desde el instituto y según su compañera de piso "solo tenía un poco de acento pero se le entendía perfectamente". "Desayunábamos juntos en casa y luego él se iba a clase de 11.00 a 13.00". Era la rutina de Costa y del joven. "Era muy disciplinado, siempre se preparaba el tupper y la bolsa del gimnasio antes de ir a la universidad", cuenta la compañera de piso.
Desde que Austin Taylor Bice desapareció, sus cinco amigos - también estudiantes de intercambio- y sus compañeros de piso se han dedicado a recorrer los hospitales describiendo al joven: alto, de 1,95 metros y fuerte (100 kilos). No llevaba documentación encima, salvo sus tarjetas de crédito. También han empapelado el centro de la capital con su foto, han creado un grupo de facebook y han preguntado a las últimas personas que lo vieron. "Los porteros de la discoteca lo reconocieron", asegura Costa. "Afortunadamente nos dijeron que le vieron marcharse hacia un Burguer King y no hacia la Casa de Campo", puntualiza.
La denuncia por su desaparición es del sábado 26 de febrero, pero hasta pasadas las 48 horas la Policía no se puso a investigar, como suele hacerse en estos casos. Tanto la embajada de EE UU en Madrid, como las universidades (la de acogida en Madrid y la San Diego State University) ya están enteradas de la situación del estadounidense. La Jefatura Superior de Policía ha confirmado hoy que hay una investigación abierta de la que se está encargando el Grupo de Desaparecidos. "Se le perdió la pista el viernes por la noche", ha asegurado un portavoz.
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