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Reportaje:

Negocios sucios, 'dinero negro' y 'vendetta' en Andratx

Un juicio por un chalé ilegal destapa negocios y pasiones en la trama

Las tripas del urbanismo salvaje y la corrupción del caso Andratx, de 2006, aparecieron ayer en carne viva en la Audiencia de Palma, en el juicio de una de las 70 causas del escándalo. Se examina la supuesta prevaricación, delito urbanístico y falsedad por el chalé en zona protegida del constructor Emilio Martínez, Panza. Escándalos públicos y episodios íntimos subyacen en la historia delictiva del caso. Ya hay tres condenados en prisión: Eugenio Hidalgo, ex alcalde del PP; Jaume Massot, ex jefe de Urbanismo, y Jaume Gibert, excelador de obras. La Fiscalía pide ahora más de tres años de cárcel para los imputados: Panza y Massot, entre otros.

En la vista afloraron negocios clandestinos de políticos, funcionarios y promotores. El celador, el arrepentido Gibert, ayudó a los fiscales y vendió un barco al constructor Panza, quien dijo que le dio un soborno por un permiso falso. Y la abogada de Panza destapó pagos en dinero negro al expropietario de un solar que testificó contra él.

El contenido de las cintas judiciales es descarnado para los protagonistas

Hubo una vendetta entre presos, arrepentidos e imputados. Un exfiscal, ahora defensor, José Zaforteza, apretó a los testigos del fiscal Juan Carrau. "Diga qué pactó con el fiscal, qué le ofreció...", insistió Zaforteza a la testigo Maribel Seguí, ex arquitecta de Andratx, que fue invitada en 2006 por la fiscalía "a destapar toda aquella mierda" del Ayuntamiento, dijo ella. "En el calabozo viví una presión psicológica muy fuerte", confesó Seguí, a quien hasta ayer no se le vio la cara. Al estallar el caso, tiró de la manta.

Andratx era una mina de oro. Un simple solar edificable pasa a valer millones. Así hubo licencias, negocios sucios y, además, amores cruzados. Fueron ayer al juicio esposados Jaume Massot (con ocho años y medio de penas) y el arrepentido Jaume Gibert, con cinco años. Eran cómplices, hoy son enemigos.

Las cintas de las intervenciones judiciales son descarnadas para los protagonistas. Maribel Seguí, "vapuleada", según el fiscal, aguantó. En los pinchazos parecía débil. "Sería muy heavy tener que declarar contra Jaume (Gibert)", decía en un pinchazo. Ayer lo hizo. Fueron muy amigos. Gibert testificó, acosado por los defensores. Sus revelaciones llevaron a la cárcel al exalcalde Eugenio Hidalgo y a Jaume Massot.

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