El Gobierno urge a los jueces a destruir los alijos de droga
Alerta del riesgo de robo que implica acumular toneladas de hachís y cocaína
Miles de kilos de hachís, cocaína y heroína se acumulan en depósitos policiales de todo el país. Una inmensa patata caliente que la policía y la Guardia Civil almacenan a la espera de que los jueces autoricen su destrucción. El problema va a más, y por ello la Comisión Nacional de Coordinación de Policía Judicial ha instado a los 4.500 jueces a la "inmediata destrucción" de los alijos una vez se han obtenido las muestras. Tras los análisis de pureza, los alijos acumulan polvo y durante años suponen un peligro y una tentación para agentes y guardias civiles corruptos.
Ejemplos no faltan. El más espectacular fue el robo en 2008 de 154 kilos de cocaína y heroína de los calabozos de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla. Dos años antes fueron 20 kilos de cocaína de la Jefatura Superior de Valencia, sustraídos por dos policías. Y el año pasado a la Guardia Civil de O Grove (Pontevedra) le sustrajeron del cuartel 12 kilos de cocaína tras unos fallos insólitos en la cadena de custodia. Los robos demuestran que el sistema falla y la seguridad es deficitaria. Junto a la instrucción de la comisión, que forman los ministerios de Interior y Justicia, el Poder Judicial y las Fuerzas de Seguridad del Estado y policías autonómicas, los fiscales "deberán realizar un seguimiento para comprobar la efectividad de las destrucciones" en casos con grandes alijos.
En Andalucía, la Guardia Civil guarda fardos en casas deshabitadas
El coronel José Luis Trapero, secretario del comité técnico de la comisión, apela a la responsabilidad de los jueces para que la iniciativa cuaje: "Esperemos que todos atiendan este problema tan grave. Hay que poner orden porque hay acuartelamientos con mucha droga, especialmente en Andalucía".
En esta comunidad las incautaciones aumentan cada año y el problema de espacio es acuciante, especialmente en el litoral gaditano. Algunos cuarteles guardan los fardos incluso en viviendas deshabitadas cuando el almacén se satura. La incineración de droga se realiza en un centro especial que el Centro de Inteligencia para el Crimen Organizado (CICO) habilitó en Asturias, por lo que el transporte desde el sur es caro. "Andalucía es un punto caliente del narcotráfico europeo y es difícil de creer que no cuente con un centro propio", se lamenta Juan Antonio Delgado, portavoz de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC).
Pero ¿por qué los jueces demoran la destrucción de los fardos durante meses, incluso años, pese a la insistencia policial? "A veces es tan sencillo como que estamos hasta arriba y nunca le echamos cuenta a esas peticiones", admite un magistrado. Tras los análisis para la pureza de la droga, hay que escuchar a las partes y el secretario debe examinar los alijos y autorizar la destrucción. "Estás en la efervescencia del caso escuchando pinchazos, y el escrito para la destrucción se queda traspapelado", añade una fiscal.
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