El Gobierno percibe un "mensaje de descontento" de los ciudadanos el 29-S
Los sindicatos vaticinan que el conflicto "va a ir para largo"
El Gobierno se ha puesto manos a la obra para pasar página tras la huelga general. Su portavoz aseguró ayer que en el 29-S ha percibido un "mensaje de descontento" ciudadano. El siguiente gran capítulo del listado de reformas anunciado por Zapatero es el de las pensiones y el Ejecutivo pretende que sea el primer punto para restablecer los puentes con los sindicatos. No lo va a tener fácil. Tras el 29-S, las centrales se mantienen en sus trece y exigen una "rectificación", un volantazo que vaya más allá de la reforma laboral, un giro que llegue a toda la política social y lleve al Ejecutivo a no escuchar a los mercados. Además, no confían en una solución rápida. "Esto va a ir para largo", vaticinaba ayer por la tarde el líder de UGT, Cándido Méndez.
El futuro ministro de Trabajo tendrá como prioridad recuperar la sintonía
Las palabras del líder sindical llegaban tras reunirse con la comisión ejecutiva de su organización, que evaluó la protesta del miércoles. Antes había coincidido en la cadena SER con la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega. Allí intercambiaron corteses llamadas al diálogo, pero escenificaron sus discrepancias profundas para acometer las reformas. De la Vega reiteró que el Gobierno juzga imprescindible elevar la edad de jubilación, cosa que Méndez rechaza.
La vicepresidenta primera aseguró que "hay margen" para negociar las pensiones y mantuvo el tono conciliador con las centrales sindicales y el interés por evitar en lo posible la confrontación. Pero el enfado sindical no se diluye. "El conflicto sigue abierto", afirmaba el portavoz de CC OO, Fernando Lezcano. De hecho, este responsable sindical no excluye nuevas movilizaciones "de otro tono [es decir, no en forma de huelgas] y siempre colegiadas con UGT".
Fuentes del Gobierno aseguran que el sustituto de Celestino Corbacho en el Ministerio de Trabajo tendrá como prioridad recuperar el diálogo social. Eso podría explicar que ayer ni Zapatero ni Corbacho ni otros miembros del Ejecutivo hubieran llamado a Méndez y a Ignacio Fernández Toxo, líder de CC OO.
El perfil de su sustituto -que se encontrará sobre la mesa un documento conjunto de los sindicatos con propuestas contra la crisis, el paro y sobre pensiones- será por eso el de alguien dialogante, con un perfil socialdemócrata. Al PSOE le preocupa que las reformas que Zapatero debe acometer por exigencia de la Unión Europea y los mercados internacionales arruinen su discurso social y concedan una bandera política y electoral al PP. El objetivo es recuperar el discurso, mientras dirigentes y diputados del PSOE admiten el desgarro de la huelga general. Por supuesto, el Gobierno no contempla dar marcha atrás en la reforma laboral.
De la Vega aseguró ayer que es consciente de "las dificultades que están viviendo los ciudadanos. Nos han enviado un mensaje de preocupación y de descontento", reconoció. Esa frase recuerda a otra pronunciada por Felipe González tras la huelga del 14-D. "Lo sabemos, es lógico y el Gobierno tiene que tratar de entender y de atender. Además de escuchar tenemos que tomar decisiones que, a veces, son difíciles", dijo González.
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