El Gobierno guardó silencio para no dañar la relación

William Hague, el ministro británico de Asuntos Exteriores, anunció el martes pasado la expulsión de un diplomático ruso acreditado en Londres tras haber recibido "pruebas evidentes sobre las actividades de los servicios secretos rusos contra los intereses británicos".

Al día siguiente, el Ministerio de Exteriores ruso replicó con un comunicado reprochando a Reino Unido su gesto "inamistoso" y "sin fundamento". "Nos hemos visto obligados a responder con una medida apropiada", es decir, con la expulsión de un administrativo de la Embajada británica en Moscú decidida por el ministro Serguei Lavrov.

La publicidad dada a esta doble expulsión, que se produjo en diciembre, en Londres y en Moscú, contrasta con la discreción con la que el Gobierno español ha actuado ahora con Rusia. Hace tres años, el entonces director del CNI, Alberto Saiz, dio nada menos que una rueda de prensa para anunciar que había detectado en sus filas a un agente que trabajaba para Moscú.

Exteriores se ha esforzado por todos los medios para que no trascienda la medida que la ministra Trinidad Jiménez tomó contra los dos secretarios de la Embajada rusa en Madrid.

El Ejecutivo ha tratado así de preservar el amplio programa hispano-ruso de actividades previsto en 2011. Si al final se mantiene, empezará con una visita a Moscú, el 16 de enero, de la ministra Trinidad Jiménez, para presentar allí el Año de España en Rusia que prevé la organización de múltiples actividades culturales.

Visita de los Reyes

El Año de España en Rusia será, en principio, inaugurado por los Reyes, en febrero en San Petersburgo, aunque esa visita, ya apalabrada, no ha sido aún anunciada formalmente.

Ese viaje debería ser el primero de una agenda más política que, si se confirma, incluiría un desplazamiento a Rusia del presidente José Luís Rodríguez Zapatero. Paralelamente, el jefe de Estado ruso, Dmitri Medvédev, y el jefe del Gobierno, Vladimir Putin, también tienen la intención de efectuar sendas visitas a Madrid. Realzarían así con su presencia el Año de Rusia en España que se desarrollará al mismo tiempo.

Ese doble programa cultural hispano-ruso está, en buena medida, inspirado en el realizado entre Rusia y Francia, que a lo largo de este año ha vinculado a ambos países. Para que Jiménez haya sancionado a la diplomacia rusa en vísperas de la puesta en marcha de esta ambiciosa agenda, "sus tropelías han debido de ser palmarias", asegura uno de sus colaboradores.