España ofrece a EE UU más tiempo en Kosovo y más tropas para Afganistán
La retirada del contingente de la ex provincia serbia puede demorarse hasta un año - León atribuyó a Chacón la decisión de anunciar la retirada en su visita a las tropas
Iba en visita de cortesía y acabó en labores de bombero. La delegación de La Moncloa que llegó el viernes a Washington se vio en la inesperada tesitura de tener que apagar la irritación de las autoridades estadounidenses ante el anuncio de la retirada unilateral de las tropas españolas en Kosovo. Y lo logró, según el secretario general de la Presidencia del Gobierno, Bernardino León, pues la Administración Obama "ha pasado página" a este episodio, que no debería enturbiar sus relaciones con el Gobierno de Zapatero.
La delegación española ofreció al consejero de Seguridad Nacional, el general James Jones, garantías de que la retirada se hará en estrecha coordinación con los países aliados y con los mandos militares sobre el terreno y se prolongará todo el tiempo necesario para que no se produzca ningún desajuste en la operación de la OTAN en Kosovo (Kfor). Hasta un año podrían seguir en Kosovo los soldados españoles, especialmente, para asegurar la protección de puntos sensibles como monasterios ortodoxos y enclaves serbios, según dijeron los representantes del Gobierno español en la reunión. A pesar de estos hechos, un portavoz de Defensa aseguró anoche que su departamento mantendrá el plazo para el repliegue fijado por la ministra Chacón: antes del final del verano.
El embajador español en Washington ignoraba la decisión del Gobierno
Chacón se reunirá la semana próxima con el secretario general de la OTAN
Chacón se reunirá la próxima semana con el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, para pactar la retirada. Si ésta se demora tanto como sugirió la delegación enviada a Washington, podría coincidir con el paso a la tercera fase de la operación en Kosovo, que conlleva una fuerte reducción de tropas, y la decisión dejaría de ser unilateral.
La delegación de La Moncloa trasladó a Jones la disposición española a aumentar el compromiso con Afganistán, una vez que el presidente Obama exponga en la cumbre de abril de la OTAN su nueva estrategia para el país asiático, empantanado entre el narcotráfico y la insurgencia talibán. Aunque no se concretó la aportación, España estudia ofrecer un batallón para garantizar la seguridad de las elecciones presidenciales de agosto y aumentar la participación de la Guardia Civil en la formación de la policía afgana.
León acudió acompañado por el embajador en Washington, Jorge Dezcallar, y por el ex jefe de la cúpula militar Félix Sanz, amigo personal de Jones de la etapa en que éste era comandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa. Se esperaba una entrevista cómoda, pues Jones -que hizo de anfitrión de los Reyes en su visita de febrero pasado a Florida- no oculta su simpatía por España. El objetivo era abrir canales de comunicación entre la Casa Blanca y La Moncloa, pero el anuncio de la retirada de Kosovo, realizado el jueves por Chacón, cambió el panorama. Antes de que León y Sanz se vieran con Jones, el portavoz de la Secretaría de Estado se mostró "profundamente decepcionado" por la decisión y agregó que se había enterado poco antes de hacerse pública.
León declaró ayer a la cadena SER que el primer roce entre la Administración de Obama y el Gobierno Zapatero "se podía haber evitado" si se hubiera explicado mejor la decisión. Recordó que la ministra ya dijo que la retirada se hará de forma "gradual y coordinada", pero admitió que quizá "esos adjetivos no sirvieron para explicar [la posición española] hasta el punto que hubiera sido necesario".
Lo relevante, en todo caso, no es lo que dijera Chacón ante las tropas en Kosovo, sino la información que se facilitó a los aliados por canales diplomáticos y militares.
Según fuentes gubernamentales, la decisión definitiva de anunciar la retirada se tomó el miércoles, en un despacho entre Chacón y Zapatero. Ese mismo día, Chacón llamó al secretario general de la OTAN para adelantarle la noticia que al día siguiente, mediante una carta a los aliados, oficializó el embajador español en el Consejo Atlántico, Carlos Miranda. La ministra también llamó al secretario de Estado de Defensa, Robert Gates, pero no pudo localizarlo, por lo que fue el secretario general de Política de Defensa, Luis Cuesta, el encargado de trasladar la noticia a través de la Embajada de EE UU en Madrid.
Estas primeras gestiones deberían haberse acompañado de una intensa campaña para explicar a los aliados las razones de la retirada y ofrecerles garantías de que se hará de forma que no cause disfunciones a la operación de la OTAN. A juzgar por los hechos, no se hizo así. Cuando el subsecretario para Europa del Departamento de Estado llamó por vez primera al embajador en Washington para pedirle explicaciones, éste no pudo darlas, pues no estaba informado. Fue a última hora del jueves cuando Exteriores distribuyó un telegrama a las embajadas en el que informaba de la decisión.
León atribuyó a Chacón la decisión de hacer el anuncio durante su visita a las tropas. Fuentes de Defensa confirmaron que la ministra se lo propuso así a Zapatero "porque creía que los soldados merecían ser los primeros en saberlo". Además, agregaron, la fecha se eligió teniendo en cuenta las necesidades del planeamiento militar, pues el repliegue, por la cantidad de material acumulado, debe prepararse con antelación y tenerse en cuenta para el relevo.
Lo sorprendente es que hasta los aliados más estrechos, como el ministro de Exteriores francés, se mostraran sorprendidos.
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