ETB, el cambio que se resiste

Hace dos semanas, el comité de empresa de ETB (televisión vasca) aprovechó la presencia del lehendakari, Patxi López, en la clausura de unas jornadas sobre el futuro audiovisual, que se celebraban en la sede central de la televisión vasca en Bilbao, para entregarle un escrito "contra la censura" en este medio público. Era la expresión simbólica elegida para criticar la apertura de un expediente a dos veteranas redactoras que se negaron a retocar un vídeo sobre el papel del PNV en el Estatuto de Gernika, a instancias del nuevo responsable del área de política, un cargo que, significativamente, ha rotado varias veces en los últimos meses. Pero, en el fondo, servía para proyectar un malestar latente en la redacción.

"Los de antes tenían cinco redactores de cabecera, y los de ahora, no"

Al director de ETB, Miguel Ángel Idígoras, la denuncia sindical le pareció la última gota que colmaba el vaso. Y días después, en una entrevista que abría a cinco columnas la edición de El Correo, aseguró que "la izquierda abertzale y sectores radicales del PNV están incendiando ETB". La guerra quedaba declarada y el escenario inicial de la pelea, la televisión, se ampliaba al debate político, hasta entonces soterrado.

En este contexto, todos los aludidos han alimentado la polémica hasta forzar, incluso, la intervención del Gobierno vasco, que se decidió por un firme apoyo a la dirección que nombró en julio de 2009. Más aún: en la reunión del pasado jueves de la comisión del seguimiento del pacto PSE-PP, ambos partidos compartieron su "inquietud" por la convulsión evidente a la que se asiste en la televisión vasca.

Desde su investidura, Patxi López siempre ha considerado ETB como el símbolo del cambio político en Euskadi para que no fuera "patrimonio de nadie". De ahí que entregara el poder de este ente público a un equipo de periodistas bajo la dirección de Alberto Surio y así acabar con directivos ligados a un partido. Sin embargo, apenas 15 meses después, la televisión vasca se ve sacudida por una grave crisis interna, alentada por una desconfianza mutua entre dirección y la mayoría de la plantilla, en su nivel de audiencia más bajo (7,7%) y sometida a un férreo desgaste por el sector nacionalista, desde donde han surgido numerosas voces incitando al boicot como muestra de desafecto. "No es la tele de este pueblo", dijo el diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao (PNV).

El equipo directivo, muy acosado y sin apoyos significativos internos para contrarrestar la ofensiva, es consciente de que se asiste a una espiral avivada por la proximidad de las elecciones sindicales en ETB, el 2 de diciembre. "Los sindicatos están marcando distancia y han aumentado su agresividad con la dirección". El comité centra el tiro en Idigoras "porque ha echado gasolina al fuego". Así se lo expondrán hoy a Antón Damborenea (PP), presidente del Consejo de Administración del ente. Mientras, el responsable de la televisión vasca se siente respaldado y solo pide "que la libertad de expresión que el comité reclama, también se la den a la dirección".

¿Hay censura en ETB? "La auténtica censura fue en 1998, durante el pacto de Ajuria-Enea, cuando no se podía ni citar a los abertzales". Son palabras de Andoni Basabe, presidente del comité intercentros, al que pertenece desde hace 24 años, en representación de LAB, fuerza abertzale mayoritaria (5) junto con ELA (5) en un órgano de 13 miembros. "Aquí, lo que ocurre es que los anteriores (PNV) siempre han tenido cinco redactores de cabecera que sabían lo que tenían que hacer en cada momento, y los de ahora, ni los tienen ni los han sabido buscar", añade.

El nuevo equipo ha preferido marcar un nuevo estilo porque creía que "debe ser posible". Una veterana redactora, en nómina desde el primer mes de funcionamiento de ETB -enero de 1983- lo tiene claro: "Antes se sabía a quién mandar las cosas y ahora, no. Han entrado sin saber de qué va esto, sin siquiera preguntar y encima dando órdenes. Con lo que está pasando se da la sensación de que el Gobierno está metiendo la mano y ocurre todo lo contrario". Desde el Ejecutivo se subraya "la plena libertad de acción" concedida a los directivos, aunque lamentan que sea "imposible reconducir viejos hábitos".

Pese a los errores, el equipo de Surio constata la "dificultad" para encauzar "un proyecto profesional" con una plantilla "muy ideologizada y fundamentalmente nacionalista", a la que, hay quien asegura, "se ha dejado hacer desde siempre para no tener problemas". Como muestra, en la casa se recuerda que "no pasaba nada" si, "en lugar de un vídeo previsto sobre Balza [el ex consejero de Interior], venía alguien y lo tapaba por otro de Senideak", organización a favor de presos de ETA.

Ahora, en cambio, toda incidencia es noticia. Idigoras reconoce: "No nos han dado tregua desde el primer día". En el pacto PSE-PP se comparte la idea de que "el PNV creyó que esto era suyo, que lo había perdido y que tenía que desgastar al nuevo equipo para así desgastar al Gobierno", agrega un parlamentario popular. Y a este hostigamiento ha contribuido, sin duda, el diario nacionalista Deia, que aplicó esta política informativa tras la llegada a la dirección de Iñigo Camino, director de Radio Euskadi hasta la marcha de Ibarretxe e íntimo colaborador de Andoni Ortuzar, ex director general de EITB y hoy líder del PNV de Vizcaya. Ambos deberán comparecer en el Parlamento vasco el próximo día 17, después de dos intentos fallidos, para explicar por qué mantuvieron 120 contratos mercantiles y cuya obligatoria admisión en plantilla, por acuerdo de la Inspección de Trabajo, supondrá un desembolso de siete millones de euros.