El Congreso deroga el trasvase del Ebro y aprueba el nuevo Plan Hidrológico

Una de las banderas del cambio ofrecido por el PSOE y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, la derogación del trasvase del Ebro, ondeó ayer en el Congreso de los Diputados al ser aprobada la reforma del Plan Hidrológico Nacional que anula ese polémico acueducto, por 188 votos a favor, 135 en contra -del PP- y tres abstenciones. El debate tuvo muchos recovecos técnicos y políticos. Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que había dado libertad de voto a sus diputados, apoyó la nueva ley pero se opuso al trasvase del Júcar-Vinalopó, al igual que Izquierda Verde.

La reforma de la Ley del Plan Hidrológico ha superado el trámite del Congreso y queda lista para su debate en el Senado.

La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, se mostró satisfecha en los pasillos de la Cámara, ya que, según dijo, a los apoyos que el Gobierno venía recibiendo "se añade el voto del PNV, después del de CiU y Coalición Canaria".

Los mayores problemas surgieron con el trasvase Júcar-Vinalopó, que se mantiene. Según explicó Narbona, aunque el Gobierno actual no hubiese diseñado este trasvase, las obras continuarán para evitar "un encarecimiento excesivo para los futuros usuarios del agua". Ya está ejecutando un tercio de la obra.

El trasvase preocupaba a ERC, que había dado libertad de voto a sus diputados, ya que los representantes de la Comunidad Valenciana se oponían. Finalmente, ese punto pudo votarse por separado y ERC lo hizo en contra, con lo que salvó su posición y apoyó el resto de la ley.

También Francisco Garrido, diputado verde adscrito al Grupo Socialista, votó en contra de ese trasvase y más tarde emitió un comunicado en el que critica la actitud de Izquierda Verde y de ERC, a los que acusa de haber conseguido trocear las votaciones para salvar la cara votando contra el trasvase Júcar- Vinalopó y así poder apoyar el conjunto de la ley.

María Àngels Ramón-Llin, en nombre del PP, acusó duramente al PSOE de actuar movido, exclusivamente, por intereses partidistas a la hora de llevar a cabo esta reforma y de plegarse, concretamente, a los deseos de ERC y de Izquierda Verde para conseguir el apoyo de estos en la investidura de Zapatero.

"Estamos ante una vergonzosa servidumbre del Gobierno del Partido Socialista hacia sus socios de Esquerra Republicana y de Izquierda Unida", dijo la diputada popular.

Ramón-Llin no dejó dudas respecto a su posición: "Queremos volver al Plan Hidrológico Nacional inicial que, evidentemente, podría ser susceptible de modificaciones en muchos puntos de obras, pero queremos volver a ese Plan Hidrológico".

Monserrat Coldeforns, en nombre del PSOE, le dio la réplica, en tono más sosegado, explicando que en este asunto es imprescindible el diálogo y el consenso que ya se ha abierto paso suficientemente y que la ley que ayer se aprobaba "marca el camino hacia una nueva política que de manera lenta, pero segura, dará soluciones a los problemas de hoy, sin poner en peligro las soluciones de mañana".

La diputada socialista insistió en que la ley "se va a cumplir", lo que supone una gran diferencia con las promesas del PP, en este terreno, que ofrecía más de mil obras, algunas de las cuales, dijo, ni siquiera tenían usuarios.