El Congreso decide no tocar el manos libres
Parte de la oposición rechaza a última hora una propuesta que había firmado para perdonar las multas de móvil a cambio de instalar un 'bluetooth' en el vehículo
Una nariz en la puerta entreabierta de la sala Fraga Iribarne del Congreso de los Diputados seguía ayer en directo un acalorado debate. Ni la nariz ni el resto del cuerpo de un autodenominado asesor de Parrot, una empresa de manos libres para teléfonos móviles, estaban autorizados a entrar en la estancia parlamentaria. Pero el esforzado asesor se afanaba para lograr que por un resquicio de la puerta entraran también las orejas. Lo que allí se debatía era vital para la compañía francesa, líder en sistemas inalámbricos destinados a evitar que los conductores toquen el móvil mientras se ponen al volante. En España Parrot vende anualmente unos 800.000 de estos artilugios. Usar manualmente el móvil o sistemas con hilos está castigado con 150 euros y tres puntos.
La sesión parlamentaria pasó de marejadilla a marejada. Durante toda la jornada se había oído un runrún en el Congreso, no contra el fondo sino contra la forma en la que se había gestado la proposición no de ley que pretendía instar al Gobierno a perdonar el castigo económico a quien fuera pillado toqueteando el móvil a cambio de que instalara antes de un mes un dispositivo inalámbrico. Fuentes parlamentarias aseguraban ayer que la iniciativa había llegado confeccionada por Parrot, cuyos representantes habían "perseguido" a los parlamentarios para lograr su apoyo. Haciendo de lobby, vamos. Y así, comentaban otras fuentes, embolsarse parte de los más de 20 millones que se recaudan anualmente por las multas a causa de la manipulación del móvil al volante.
La iniciativa nació con el apoyo de todos los grupos, salvo el PSOE. Parecía que todo estaba hecho; atado y bien atado. Pero las intervenciones fueron marcando un cambio de rumbo y parte de la oposición rechazó finalmente su propia propuesta. Una hora antes de la votación el portavoz socialista, Carlos Corcuera, ya sabía que la iniciativa iba a ser derrotada porque había llevado a su terreno a ERC y logrado la abstención de la portavoz de Nafarroa-Bai, Uxue Barkos. Finalmente, se rechazó por 19 a 18. Cada grupo marcó sus posiciones de última hora: el PP reiteró el carácter educador y preventivo de la medida. Los socialistas reiteraron que es necesario estudiar la eficacia y el riesgo de estos sistemas. CiU quiso, sin éxito, introducir una enmienda para que se estudiase la instalación de un mecanismo que avise a quien llama de que el destinatario de la comunicación está conduciendo. ERC dio la vuelta como un calcetín a su posición: "Al profundizar en el tema nos ha generado dudas". Emilio Olabarria, portavoz del grupo que registro la propuesta, el PNV, señaló muy molesto por algunas "declaraciones injuriosas": "Que quede claro que no representamos a ninguna empresa de manos libres".
La vicepresidenta de comunicación de Parrot, la madrileña Cristina Sanz Ortiz, se mostró ayer sorprendida desde París del revuelo "que se ha organizado". Y explicó que la compañía "no ha hecho en España nada que no haya hecho en otros países, donde estamos involucrados de alguna forma con los Gobiernos y con distintas instituciones para promover una mejora de la conducción". "Habría sido una medida pionera. No nos arrepentimos de haberla impulsado", apostilla.
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