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Cascos mantiene el pulso con la cúpula del PP para ser el candidato en Asturias

El ex ministro achaca la fractura en el partido a los que vetan su candidatura

Francisco Álvarez-Cascos no ceja. El ex vicepresidente, ex ministro y ex secretario general del Partido Popular mantiene el pulso con la cúpula popular asturiana en su intento de retornar a la política como candidato al Gobierno del Principado en mayo de 2011.

Ayer, en la localidad leonesa de Valencia de Don Juan, dio un paso más en la campaña de movilizaciones, recogida de firmas, concentración de militantes y homenajes que planificó hace un año para intentar por la vía de la aclamación popular lo que la estructura orgánica del partido le niega.

El comité electoral regional ya ha descartado su "hipotética" candidatura, pero ayer el ex ministro alimentó la esperanza de los cientos de simpatizantes venidos de Asturias con pancartas y gaitas para pedirle que dé la batalla. "No estoy tan ciego como para no ver lo que pasa, ni tan sordo como para no oír lo que me dicen. En los 25 años que estuve en la primera línea de la actividad política, nunca recibí tantas palabras de apoyo como las que ahora escucho animándome a regresar a unas tareas que exigen total dedicación y responsabilidad", dijo.

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Álvarez-Cascos se ofreció al PP asturiano y al líder nacional, Mariano Rajoy: "Para ayudar con el consejo desinteresado, para empujar con el motor de nuestra experiencia, para tirar del carro con ambas manos, para sumar como siempre".

Seis años después de haber dicho que se retiraba de la política y que no aceptaría ningún galardón u homenaje que se le concediese, Álvarez-Cascos ha desandado el camino y, como hace un año en Avilés, ayer recogió una nueva distinción, esta vez por obras e inversiones realizadas hace ya una década. En Valencia de Don Juan, que celebraba el Día de Asturias, tiene un gran ascendiente el diputado asturiano Isidro Fernández Rozada, uno de los principales ejecutores de la estrategia diseñada por Álvarez-Cascos para intentar recuperar el control del PP en su región.

Lo importante ayer era transmitir imagen de fortaleza y movilización ante la dirección nacional: "Son muchas las personas que se acercan a mí para expresarme su convicción de que mi reincorporación a la actividad política sería positiva para sumar y ayudar al PP a encontrar una senda ganadora, y pasar de la oposición al Gobierno en Asturias", afirmó.

Álvarez-Cascos no da la batalla por perdida. Enfrentado desde hace años a la dirección y estructura orgánica del PP asturiano, y con sus afines en posiciones minoritarias y marginales en el partido, el ex vicepresidente impulsa su candidatura tratando de que sean las bases las que la impongan por aclamación, lo que le dejaría las manos libres para formar listas e intentar recuperar así el control del partido.

A la exigencia de dirigentes regionales de que se comprometiese a acatar el actual equilibrio interno, replicó con una campaña de recogida de firmas, manifiestos y homenajes como el de ayer. El PP quedó así ante la disyuntiva de afrontar el conflicto antes de las elecciones, descartándolo como candidato, o hacerlo después si encabezaba la lista y ganaba.

Como en 1998, a Álvarez-Cascos se le acusa de dividir al partido en Asturias. Entonces el PP se rompió en dos tras un ataque durísimo, y aún hoy inexplicado, contra el primer y único Gobierno asturiano en manos de los populares en los 27 años de autonomía. Ahora, los principales dirigentes han invocado aquella experiencia traumática para vetarlo como candidato. La crisis, opinan, es preferible precipitarla ahora y no tras las elecciones.

Álvarez-Cascos se revolvió ayer contra esa "calumnia perversa": "Los que rompen la unidad no son los que proponen algo, sino los que prescinden de toda deliberación y evitan los acuerdos en los órganos competentes, para imponer caprichosamente sus conveniencias particulares". Entre tanto, sus seguidores no ceden, lo que ahonda la percepción de fractura.

Ayer fue en León, pero el viernes 300 afiliados se reunieron en Villaviciosa de Asturias, y una semana antes lo hizo un millar en Gijón. Pese a ello, el presidente del PP asturiano, Ovidio Sánchez, y el alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo (clave en el veto), reiteraron que el asunto está zanjado. Los opositores a Álvarez-Cascos aseguran que es un elemento de discordia, mientras sus seguidores les acusan de temer "un vendaval" que pueda apartarles de sus puestos. La dirección nacional, en la que Álvarez-Cascos tampoco goza de enormes simpatías, sigue dando largas.

La mayor debilidad de los opositores a Álvarez-Cascos es que no han sido capaces aún de encontrar a un candidato. Ovidio Sánchez anunció en 2007 que no volvería a aspirar a la presidencia regional tras sufrir tres derrotas consecutivas. Gabino de Lorenzo, que logró la mayoría absoluta en su Ayuntamiento, tampoco está por la labor tras el batacazo electoral que sufrió en 2008 cuando fue candidato por Asturias al Congreso de los Diputados. Pero el propio De Lorenzo ha dicho que no hay problema: el PP asturiano, afirmó, "tiene varios y muy buenos candidatos, que, además, garantizan la unidad del partido".

Francisco Álvarez-Cascos, ayer en la localidad leonesa de Valencia de Don Juan.
Francisco Álvarez-Cascos, ayer en la localidad leonesa de Valencia de Don Juan.MABEL GARCÍA

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