El retorno de las fusiones
Xerox, Dell, Abbott y W. Disney se lanzan a comprar rivales o firmas de otro sector
Los lunes vuelven a ser lo que eran en Wall Street: día de anuncios de grandes fusiones. En las últimas cinco semanas se ha visto una ola de alianzas corporativas que no distingue sectores. Xerox comprando Affiliated Computer Services, mientras
Dell se declaraba a Perot Systems. Kraft postulándose con dulzura por Cadbury. Disney haciendo lo propio con Marvel. O la química entre Abbott y Solvay. Es quizá la prueba real de que la recesión toca a su fin. Y el que no espabile, arriesga a quedarse sin las gangas.
Las operaciones de adquisición y fusión de empresas se desplomaron durante los últimos dos años por culpa de la recesión. Pero sobre todo por las dificultades que tenían las empresas para poder acceder a la masa de dinero que se requiere para financiar este tipo de operaciones. Basta para comprobarlo con repasar los resultados trimestrales de los grandes actores en esta arena, como los bancos de inversión Goldman Sachs o Morgan Stanley.
Una quinta parte de las empresas del S&P500 son hoy posibles 'predadoras'
Resucitan con fuerza las operaciones de fusión y compra tras dos años de sequía
Hace dos años por estas fechas, cuando el efectivo fluía sin obstáculo, las fusiones protagonizadas por empresas de EE UU ascendieron a 1,2 billones de dólares. De ahí cayeron en volumen a los 833.000 millones en los primeros nueves meses de 2008. Este año apenas llegan al medio billón, de los que 49.100 millones corresponden al mes de septiembre, frente a los 26.000 millones anunciados en agosto y los 36.800 millones en julio.
Un ritmo tan bajo no se veía desde hace seis años, según datos de Bloomberg y Reuters. Y los números son aún más sobrios cuando se ve que en 2007, en plena efervescencia del crédito, el 30% de esas operaciones estuvo protagonizado por fondos de private equity. En 2009 representan un 3% sobre el total. Pero en las últimas cinco semanas se observa un notorio repunte en las fusiones, porque hay más confianza entre los gestores y porque el valor de las acciones es muy atractivo.
Con los indicadores económicos estabilizados tras superar la peor recesión en siete décadas, las bolsas recuperando el brío y con el dinero empezando a fluir por los mercados, los analistas de Citigroup aventuran una resurrección de los matrimonios empresariales. Y viéndolas venir, Ursula Burns, consejera delegada de Xerox, decidió mover ficha e impulsar de esta forma la transformación que vive la empresa.
Las crisis son, de hecho, una fuente de oportunidades para quien tiene dinero para nuevas aventuras. Unas veces, las compañías utilizan la ocasión para fortalecer por la vía de las compras o de las alianzas la posición que ocupan en el mercado. Otras, como un trampolín para redefinir estrategias y zambullirse en negocios no explorados, bien para hacer fortuna, bien para evitar quedarse descolgados frente al rival.
Xerox, viendo cómo caen las ventas de impresoras, el corazón de su negocio, y que las oportunidades están en los servicios en el área de la tecnología de información. Para abrirse camino en esa arena, pone sobre la mesa 6.400 millones para hacerse con el control de Affiliated Computer Services. La operación es muy similar a la anunciada una semana antes por Dell, que ofreció 3.900 millones por Perot Systems.
Se trata, además, de las compras más caras anunciadas por las dos compañías. Y es que ambas necesitan expandirse más allá de sus negocios tradicionales para competir con IBM Cisco Systems, Oracle y HP, que en 2008 adquirió Electronic Data Systems por más de 13.000 millones. Oracle, por su parte, protagonizó este año la mayor fusión en el sector tecnológico al ofrecer 7.400 millones por Sun Microsystems.
En el sector farmacéutico, los últimos movimientos apuntalan la consolidación que vive la industria. Los grandes titanes buscan consolidar mediante compras su cartera de medicamentos, a la vez que refuerzan su posición en mercados emergentes. Y eso es lo que trata Abbott pagando 7.100 millones por el negocio de medicamentos de Solvay, lo que le permitirá controlar el tratamiento contra el colesterol TriCor.
"La psicología ha cambiado", dicen en Credit Suisse. Y conforme la economía sale de la peor recesión desde los años treinta, el cash flow de las compañías de EE UU también irá subiendo de los 1,5 billones que el Departamento de Comercio cifró en junio, lo que les permite tener más efectivo para ir de compras. Por eso Morgan Stanley y Citigroup auguran un "incremento progresivo" en las alianzas empresariales.
Desde la industria del entretenimiento, con Walt Disney, hasta la de la alimentación, con Kraft, el movimiento en el desván de las gangas ha empezado. Pero, como indican desde el banco suizo, el portón no está aún abierto de par en par, y se trata sobre todo de movimientos estratégicos más que de operaciones que quieren embarcarse en una transformación radical de la marca.
"Para las compañías con un balance sólido", señalan desde la firma de analistas CLSA, "éste es el momento de comprar barato". Eso sí, advierten que atrás quedan los días en los que cualquier empresa o firma financiera podía acceder a miles de millones de dólares para comprar caprichos. Por eso los bonos se convertirán ahora en moneda de cambio en estas transacciones, junto al efectivo y al intercambio de acciones.
Los analistas anticipan que el beneficio de las empresas que cotizan en el S&P 500 subirá un 25% en 2010 si la economía se mantiene en la senda de la recuperación. Eso es 10 veces más rápido que la expansión del PIB. La recesión, además, llevó a las compañías a reducir de forma importante los costes laborales y de producción para poder capear el temporal, lo que las hace más atractivas.
Un informe de Boston Consulting publicado esta semana concluye que el 20% de las empresas del S&P500 pueden ser consideradas como "predadoras", es decir, susceptibles de lanzarse a la compra de empresas. Y otro 20% estaría abierto a recibir ofertas de compra o de alianza. Pero, como señalan desde Northern Trust, estamos aún en una fase temprana.
La aceleración en el ritmo de las fusiones y adquisiciones contribuye a dar vida a los corrillos de Wall Street, y no sólo por las señales positivas que lanzan sobre la marcha de la economía o porque ya no hay tanto miedo. En paralelo, los inversores también parecen más receptivos a estas operaciones y se lanzan a un juego de adivinanzas, en el que tratan de anticipar que otras compañías serán objeto de una oferta de compra o de alianza.
"Si no compra ahora, será más caro en un año o año y medio", insisten en Credit Suisse. Nadie discute que fusiones y compras tienen más sentido hoy que hace seis meses. Pero la percepción varía con rapidez, y el repunte puede verse truncado si la Bolsa sufre una corrección, lo que podría provocar que esos ejecutivos se retiren del tablero de juego porque no quieran pagar en exceso.
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