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Reportaje:Empresas & sectores

Gas desde el corazón del Sáhara

El gasoducto Medgaz traerá hasta Almería 8.000 millones de metros cúbicos

El gas de los campos argelinos de Hassi R'mel llega ya a la playa almeriense de El Perdigal. El proyecto de Medgaz es una realidad que operará a plena capacidad en el primer semestre de este nuevo año. Por los 210 kilómetros de tuberías submarinas que unen la estación de Beni Saf, en la costa de Argelia, con la almeriense de El Perdigal ya fluye el gas que llega directamente desde el corazón del Sáhara. Otros 500 kilómetros de tuberías lo conectan con el yacimiento de Hassi R'mel, la reserva gasística argelina, descubierta a mediados de los años cincuenta.

Más de nueve años han pasado desde que en 2001 se concretase la creación de la empresa Medgaz, un consorcio multinacional integrado por el gigante argelino de los hidrocarburos Sonatrach (36%), las españolas Cepsa (20%) e Iberdrola (20%), la ahora italiana Endesa (12%) y la francesa GDF Suez (12%).

Medgaz facturará 200 millones al año tras una inversión prevista de 900
La construcción del proyecto ha creado 2.000 empleos durante 20 meses
El gaseoducto cruza el Mediterráneo a profundidades de hasta 2.160 metros
El proyecto es de "interés común" para el suministro energético de la UE
Los 210 kilómetros de tuberías han consumido 90.000 toneladas de acero
El trasvase de gas a pleno rendimiento está previsto para el primer semestre

La empresa operadora, que el pasado mes de noviembre trasladó su sede social desde Madrid hasta Almería, calcula que para el primer semestre de 2010 el gaseoducto funcionará a pleno rendimiento con una capacidad de transporte de 8.000 millones de metros cúbicos de gas anuales. Está previsto que el consumo anual en España alcance en 2011 los 44 millones de metros cúbicos, por lo que la entrada en funcionamiento de este gaseoducto será estratégico para el abastecimiento nacional. Se espera que Medgaz facture al año unos doscientos millones de euros cuando opere a pleno rendimiento.

El gaseoducto de Medgaz es el primero que cruza el Mediterráneo a más de dos kilómetros de profundidad (2.160 metros es la sima máxima del trazado), lo que supone una mejora en la seguridad del transporte directo hasta Europa del gas argelino. Asimismo, reducirá los costes de aprovisionamiento de este combustible en el viejo continente y la dependencia de Rusia. Además, el gas llegará a la única provincia andaluza sin acceso directo actual al gas natural.

En 2003, el gaseoducto de Medgaz fue considerado por la Comisión Europea como proyecto de interés común en las redes transeuropeas de energía, y el Ministerio de Industria le catalogó más tarde, en 2005, como "proyecto prioritario". Precisamente la UE ha aportado dos millones de euros a la fase de realización de los estudios del proyecto, y 1,4 millones de euros (aproximadamente) en la fase de construcción.

Y es que la demanda de gas natural en Europa ha experimentado un fuerte crecimiento en los últimos años. En España se ha triplicado su consumo desde 1995, según datos de la Comisión Nacional de la Energía. Aumento que se debe sobre todo a la necesidad de cumplir con los objetivos marcados en el Protocolo de Kioto y por el incremento de la generación de energía eléctrica mediante centrales de ciclo combinado, de mayor eficiencia y menor impacto ambiental.

Con una inversión inicial prevista de 900 millones de euros, la obra del gaseoducto se ha completado con éxito, con un asumible retraso sobre el calendario, y con un desgraciado accidente, ocurrido en septiembre de 2008, en el que perdieron la vida cuatro empleados de la plataforma marina Saipem 7000, propiedad de la firma italiana encargada de construir la infraestructura submarina en las zonas más profundas.

Las dificultosas relaciones energéticas entre los Gobiernos de España y Argelia desde 2004, fundamentadas en los intereses de compañías españolas en los yacimientos argelinos, amén de las desavenencias políticas sobre el Sáhara Occidental, pusieron en riesgo un proyecto considerado hoy como estratégico.

Finalmente, tras dos años de estudios, en el que cinco empresas especializadas evaluaron el lecho marino, estudiaron la flora y la fauna del Mediterráneo, realizaron sondeos sísmicos y establecieron la forma de tender el gasoducto, el proyecto inició su fase de construcción. No sin antes pasar por un complicado informe de impacto medioambiental, en el que el ministerio español modificó el trazado inicial para bordear los límites del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar.

El 7 de marzo de 2008 arrancó en el puerto de Almería la construcción del tendido de tuberías del gaseoducto. Una obra que ha dado empleo a más de 2.000 trabajadores durante los últimos veinte meses. El buque Castoro Sei, especializado en la soldadura y montaje de tuberías, inició entonces la conexión de los tubos del gaseoducto antes de proceder a su tendido en las zonas menos profundas del trazado, hasta los 550 metros de profundidad, y a lo largo de unos 90 kilómetros.

Con más de 300 personas a bordo, este buque, propiedad de la firma italiana

Saipem, líder en la construcción de infraestructuras marinas, inició la instalación de la tubería en las zonas más cercanas a la costa.

En el tramo costero del gaseoducto, el Castoro Sei, de 152 metros de eslora, 70,5 de manga y 30 metros de altura, utilizó el método de construcción denominado tendido en S (S-lay) por la forma que adquiere la tubería durante el montaje. Los tubos, soldados previamente en tramos de 50 metros, se unen y tienden en posición horizontal, adoptando una forma de S hasta su llegada al fondo marino.

Los tubos empleados fueron construidos y revestidos durante 2007 en Japón. Cada tubo tiene una longitud de 12 metros y un diámetro de 24 pulgadas. Además, están recubiertos con tres capas de polipropeno para resistir la corrosión. Los tubos instalados en zonas de menor profundidad han sido revestidos de hormigón para protegerlos de corrientes marinas o de otros factores externos.

En total, se han fabricado y revestido 90.000 toneladas de acero al carbono de alta resistencia, trabajo que ha corrido a cargo de las empresas Mitsui y

Sumitomo, las dos mayores fabricantes de acero de Japón.

Durante cuatro meses, hasta junio de 2008, se prolongó esta primera fase de la obra. Dos meses después, a mediados de agosto, llegó hasta Almería Saipem 7000, la plataforma encargada de completar el tendido en las zonas más profundas del trazado (hasta los 2.160 metros).

Con 197,95 metros de eslora y una altura hasta la cubierta principal de 43,5 metros, la plataforma marina instaló los 120 kilómetros finales del gaseoducto en las aguas más profundas del Mediterráneo. 450 personas durante 40 días, a razón de tres kilómetros diarios, fueron las encargadas de tender las tuberías sobre el lecho marino, esta vez mediante el llamado tendido en J (J-lay) por la forma que adquiere la tubería durante el montaje. Los tubos, soldados previamente en tramos de 50 metros, se unen e instalan en posición vertical, adoptando una forma de J hasta su llegada al fondo marino.

El 23 de diciembre de 2008 la compañía comunicó que había terminado de construir la infraestructura submarina. El Crawler fue el buque encargado de realizar la "última soldadura" y cerrar la conexión directa entre Argelia y España a 1,6 kilómetros de la costa argelina.

El final del proyecto ha sido la recepción de la estación de compresión y la terminal de recepción del gaseoducto. Ambas han sido llevadas a cabo por el consorcio hispano-francés Técnicas Reunidas-Amec Spie, que firmaron en 2007 un contrato de "llave en mano" con Medgaz.

La estación de compresión, ubicada en suelo argelino, cerca de Beni Saf, cuenta con una superficie de 150.000 metros cuadrados, y en ella se han creado más de setenta empleos fijos. En esta instalación se elevará la presión del gas procedente de los yacimientos de Hassi R'Mel para que el hidrocarburo pueda ir de la costa argelina hasta la española por diferencias de presión. Allí estarán ubicados los tres compresores fabricados por Rolls Royce.

Ya en suelo de Almería, la terminal de recepción de Medgaz filtrará, medirá y regulará el gas antes de entregarlo al sistema gasista español, en concreto, a través del gaseoducto Almería-Albacete, propiedad de Enagas. En la planta de El Perdigal trabajan ya unos sesenta empleados, muchos de los cuales han sido formados durante el último año en unos cursos realizados conjuntamente por la Junta de Andalucía y la compañía del gaseoducto.

Los últimos compases del proyecto se ultimarán en este semestre. Una vez que se han cubierto satisfactoriamente las pruebas hidrostáticas de los principales sistemas, que ya se han iniciado en la Estación de Compresión de Beni Saf. Posteriormente, en la secuencia de arranque de la planta, los volúmenes de gas aumentarán progresivamente hasta alcanzar la capacidad total del sistema de una forma estable y fiable. Pero el gas del corazón del Sáhara ya llega a Almería.

Pescadores y medio ambiente

Además de los obstáculos políticos y empresariales, el gaseoducto de Almería ha tenido que salvar otros de carácter social y medioambiental para, finalmente, ser considerado en Almería un proyecto social y económicamente beneficioso. La idea de llegar hasta las playas almerienses con una tubería de 24 pulgadas (610 milímetros) por la que fluiría el gas, atravesando los caladeros de pesca del cabo de Gata, alertó inicialmente a los pescadores de la comarca que reclamaron garantías de que el proyecto no tendría consecuencias para su actividad, así como el compromiso de que no se prohibirán después de su construcción las faenas del arrastre de cerco en sus alrededores.

En septiembre de 2008, Medgaz y el sector pesquero almeriense sellaron un acuerdo de colaboración que acabó con todas las dudas. La compañía compensó a los pescadores con tres millones de euros y ofreció su compromiso de que la variable ambiental estaría presente en el diseño de todas las infraestructuras y componentes del proyecto. Por otro lado, los firmantes del acuerdo reconocieron que el gaseoducto submarino es una infraestructura inocua que, una vez tendido o instalado, no incidirá negativamente ni en el entorno ni en la actividad pesquera.

Medgaz ha ampliado su integración en Almería con la realización de cursos de formación ocupacional y el compromiso de contratación del 60% de sus alumnos como operadores de la planta química.

Además, con la incorporación como socio de la Fundación Mediterránea Empresa-Universidad y el acuerdo de colaboración suscrito con la Autoridad Portuaria y la Universidad de Almería para desarrollar un programa de gestión ambiental, cuyo objetivo es estudiar la calidad del aire y de las aguas litorales en el Puerto de Almería y el entorno Alquián-Cabo de Gata, la empresa gasística ha vencido todas las reticencias.

El traslado de su sede social y fiscal hasta Almería ha sido su última actuación, sellada el pasado 6 de noviembre. El presidente de la compañía, Pedro Miró, señaló entonces que ese traslado se enmarcaba dentro del objetivo de Medgaz de "contribuir al desarrollo sostenible, social, cultural y económico de Almería con vocación de permanencia". -

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