Si se "banaliza el sexo" no tiene sentido considerar delito la violación, dice la revista de Rouco
El redactor jefe de 'Alfa y Omega' equipara la dispensación sin receta de la píldora poscoital con una despenalización de la agresión sexual
"Cuando se banaliza el sexo, se disocia de la procreación y se desvincula del matrimonio, deja de tener sentido la consideración de la violación como delito penal", escribe en una tribuna titulada "La violación, ¿fuera del Código Penal?" Ricardo Benjumea, redactor jefe de Alfa y Omega, la publicación del Arzobispado de Madrid que cada jueves se distribuye con la edición madrileña del diario Abc. "Ése es el ambiente cultural en el que vivimos, y, sin embargo, la inmensa mayoría de los españoles consideraría una aberración que se sacara la violación del Código Penal, aunque, a sólo cien metros, uno tuviera una farmacia donde comprar, sin receta, la pastilla que convierte las relaciones sexuales en simples actos para el gozo y el disfrute", añade el texto del semanario de archidiócesis del cardenal arzobispo Antonio María Rouco Varela, presidentede la Conferencia Episcopal.
Ricardo Benjumea, que comienza el texto, publicado hoy, pidiendo disculpas por usar el ejemplo de la violación -"Nada más lejos de mi intención que frivolizar con la violación", dice-, se pregunta si, reducido el sexo a "simple entretenimiento", debería mantenerse la agresión sexual en el Código Penal. "¿No debería equipararse a otras formas de agresión, como si, por ejemplo, obligáramos a alguien a divertirse durante algunos minutos?", escribe Benjumea, para a continuación -"No es demagogia", dice- poner el ejemplo de un violador, "homosexual", especifica, y "bien relacionado con los círculos progubernamentales", sostiene, que vio reducida su condena de 12 a 5 años de cárcel por una decisión del Consejo de Ministros. Después, el artículo habla de esa banalización del sexo que impregna "el ambiente cultural" y hace la comparación de la despenalización del aborto con la píldora poscoital. Y concluye con un ataque al Gobierno: "Esa hipotética indignación [la que provocaría la despenalización de la violación] es un motivo de esperanza, porque demuestra que la deshumanización de la sexualidad, que promueve el Gobierno, todavía no ha llegado a un punto de no retorno".
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