El terrorismo islámico vuelve a atacar al turismo en Indonesia
Nueve muertos y 50 heridos en dos atentados suicidas contra hoteles occidentales en Yakarta
Indonesia, el país con mayor número de musulmanes del mundo -el 85% de sus 240 millones de habitantes-, ha vuelto a ser golpeada por el terrorismo islámico. Dos de los principales hoteles occidentales de la capital sufrieron este viernes sendos atentados suicidas que causaron al menos nueve muertos y medio centenar de heridos. El presidente Susilo Bambang Yudhoyono no dudó en asegurar que los terroristas buscaban romper la confianza de la comunidad internacional en el país.
El distrito financiero de Yakarta, donde se sitúan varios hoteles de lujo frecuentados por empresarios occidentales, fue sacudido a primera hora de la mañana por dos explosiones casi consecutivas en las cafeterías del Ritz-Carton y del JW Marriot, donde los huéspedes desayunaban. En el ataque del JW Marriot, la policía ha informado que los suicidas se hospedaron el miércoles y ensamblaron las bombas en su habitación. Un tercer artefacto ha sido hallado y desactivado en un maletín de ordenador en el piso 18.
Entre las docenas de heridos hay numerosos occidentales. El Departamento de EE UU ha comunicado que ocho de ellos son ciudadanos estadounidenses. El presidente Barack Obama ha condenado los atentados y ha ofrecido la colaboración de Washington para acabar con la amenaza de la violencia extremista en ese país.
"Condeno con firmeza los atentados de esta mañana en Yakarta y quiero extender mis más profundas condolencias a todas las víctimas y a sus familiares", ha afirmado Obama en una declaración distribuida por la Casa Blanca.
Más ataques en el pasado
El Marriot ya fue atacado en agosto de 2003, en un atentado que costó la vida a 12 personas, incluido un ciudadano holandés. Desde entonces todos los grandes hoteles de la capital se dotaron de fuertes medidas de seguridad, que incluían detectores de metales, arcos y un estricto control en los accesos. Un año ante, la idílica isla de Bali, situada en el sur del archipiélago, sufrió el atentado más sangriento de la historia de Indonesia, con 202 muertos, de los que 88 eran turistas australianos.
Yudhoyono, reelegido el pasado 8 de julio con el 60% de los votos precisamente por haber logrado mejorar la seguridad del país y su economía, aseguró que los culpables serán detenidos. El Gobierno ejecutó el pasado noviembre a tres militantes de JI, vinculados supuestamente a los atentados de Bali, isla en la que los radicales islámicos volvieron a atacar intereses turísticos en octubre de 2005. Entonces murieron 23 personas, incluidos los tres suicidas, y un centenar resultaron heridas.
El Gobierno de Yudhoyono desató una lucha sin cuartel contra los radicales islámicos. En estos años han sido detenidos más de 300 supuestos miembros de JI, una organización panasiática que pretende el establecimiento de Estado islámico en Indonesia, Malaysia, Singapur, Tailandia y Filipinas. La JI fue fundada en Malaysia por el mulá Abu Bakar Bashir y el extremista Abdulá Sugkar, ambos indonesios que huyeron de la dictadura de Suharto y volvieron al país con la caída de su régimen, en 1998.
Las bombas se escucharon por todo el distrito financiero de Yakarta, mientras el miedo se apoderaba de los habitantes y de los extranjeros hospedados en esa céntrica zona. La policía acordonó de inmediato el área, a la que se desplazaron unidades del Ejército y numerosas ambulancias. En medio de la confusión, estalló un coche en el norte de la capital y se temió que la oleada de bombas continuase. Sólo horas más tarde la policía informó de que había sido un cortocircuito la causa de la explosión del vehículo, que mató a dos personas.
Los jugadores del equipo de fútbol británico Manchester United tenían previsto alojarse en el Ritz-Carlton a su llegada mañana a Yakarta pero tras los atentados cancelaron el viaje.
Los atentados contrastan con la falta de violencia con que se celebraron tanto las elecciones presidenciales como las parlamentarias el pasado abril. Yudhoyono, que se dirigió a los indonesios por televisión y calificó la acción terrorista de "inhumana", destacó que con ella se rompe "la confianza" de los inversores en el país. "El terror tendrá un amplio impacto en nuestra economía, en el clima de negocios, en el turismo y en nuestra imagen mundial", señaló.
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