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Obama: "La libertad de expresión debe respetarse" en Irán

El presidente de EE UU no denuncia un fraude electoral y asegura que no interferirá en el proceso político

En su primer comentario tras las elecciones en Irán, Barack Obama advirtió ayer que "no se puede permanecer en silencio" ante los sucesos de violencia ocurridos en ese país en los últimos días y llamó al régimen a "respetar el deseo y los derechos fundamentales de los ciudadanos" y a "evitar un baño de sangre". El presidente norteamericano no denunció, sin embargo, la existencia de un fraude electoral ni renunció a su política de diálogo con las autoridades iraníes, cualesquiera que sean como resultado de este proceso.

Las palabras de Obama, al final de una entrevista con el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, fueron un ejemplo del difícil equilibrio que el presidente norteamericano trata de mantener ante la incertidumbre de la crisis iraní, intentando apoyar el movimiento de protesta surgido sin romper del todo lazos con el régimen.

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Obama dijo que "corresponde a Irán decidir cómo elige a sus líderes" y aseguró que Estados Unidos no va a interferir en la política interna iraní. Pero, inmediatamente, añadió que se sentía "profundamente preocupado" por las escenas vistas en la televisión en las últimas horas. "El derecho de los ciudadanos a un proceso electoral democrático y la libertad de expresión son valores universales que tienen que ser respetados", afirmó.

"Nosotros no queremos tomar ninguna decisión que corresponde a los iraníes", insistió, "pero sí queremos que el deseo del pueblo iraní sea respetado".

El presidente estadounidense manifestó que confiaba en que el Gobierno iraní cumpla su promesa de revisar las irregularidades denunciadas en las elecciones del viernes y pidió que lo hiciera "de una forma que no desemboque en un baño de sangre". "El mundo está observando", advirtió.

Obama recalcó que Estados Unidos no tenía observadores en esas elecciones ni dispone de información fiable de organizaciones internacionales como para saber con certeza quién fue el auténtico vencedor. "Pero lo que sí sabemos", añadió "es que toda esa gente que puso tanta esperanza y optimismo en ese proceso político se siente traicionada".

El presidente norteamericano recordó que tiene un amplio repertorio de diferencias con el líder iraní aparente reelegido, Mahmud Ahmadinejad, pero afirmó que sigue creyendo que la mejor manera de reducir esas diferencias es por medio de "una fuerte diplomacia". "El diálogo sin ilusiones", dijo, es el camino más adecuado para evitar una carrera de armas nucleares en Oriente Próximo.

Estas declaraciones han despertado ya, minutos después de ser pronunciadas, reacciones hostiles de quienes pretenden que Obama encabece un movimiento de protesta internacional por lo ocurrido en Irán. La Casa Blanca ha optado, sin embargo, por una actitud prudente que, al mismo tiempo, revela la escasez de instrumentos eficaces para presionar a los ayatolás.

Estados Unidos puede, por supuesto,jugar la baza de nuevas sanciones en el Consejo de Seguridad por la negativa iraní a negociar su programa nuclear. Pero ni eso se antoja probable ?Rusia se opone? ni, en última instancia, eso acabará con las ambiciones nucleares del régimen.

Obama parece condenado a intentar la vía de la negociación directa con Teherán. Después de todo, tal como hoy se describe la situación en Washington, el régimen iraní hubiera seguido siendo el mismo con cualquier resultado electoral. "Lo más importante", dijo ayer el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, "es que nuestras preocupaciones por el programa nuclear y nuestras preocupaciones por su apoyo al terrorismo no son diferentes hoy de lo que eran el viernes".

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